Muchos creyentes temen tomar indignamente de la Santa Cena
porque tienen un concepto equivocado de lo que significa “Tomar indignamente la
cena del Señor” (1 Corintios 11.27). He escuchado muchas veces explicar esta frase a muchos
pastores de esta manera: “Si esta semana no has vivido en santidad, no puedes
participar de la Santa Cena, o si cometiste algún pecado, ya sea durante la
semana o, poco antes de participar de la Cena del Señor, no pueden tomar de
ella. Debo reconocer que, en el pasado,
yo mismo llegué a explicar estos versículos más o menos de la misma manera. ¿Y
porque? Porque a la verdad no se utilizan
las herramientas necesarias para entender y estudiar la Biblia.
Como deberíamos hacer siempre para dar luz ante cualquier
duda de las Sagradas Escrituras, es examinar el contexto de este versículo.
Pablo les está contestando a una carta que él había recibido
sobre algunas cosas que no eran correctas, (1 Corintios 7.1) y que estaban
ocurriendo en la congregación. Veamos cual eran estas cosas. En 1 Corintios 11
desde el versículo 17 al 22, podemos leer unas series de acontecimientos a los
cuales Pablo les tuvo que llamar la atención. Veamos cuales fueron estos: Que
se congregaban para lo peor, que lo peor era que había disensiones, contiendas,
divisiones y desorden en la reunión cuando iban a participar de la Cena del
Señor.
Parece que los corintios, cuando organizaban su ágapes,
comidas o convivencia, están terminaba en disensiones, divisiones y desorden al
participar de esa comida, unos se adelantaban, otros se embriagaban, mientras
que otros menospreciaban a los que no tenían nada que ofrecer, y haciendo esto,
menospreciaban a la iglesia del Señor (vs. 22).
Por tal motivo Pablo les recuerda que le Cena del Señor no
es una comida ordinaria (Vs.20) como las de casa, es decir, la Cena del Señor
no es algo que se saborea, que se disfruta, algo que llene el estómago, algo
que satisfaga el hambre, pues en esto lo estaban convirtiendo ellos. Ellos no
estaban participando de la Cena del Señor correctamente, ellos no estaban pensaban
el significado tan grande que tiene el sacrificio de Cristo; y el lugar de
pensar en la importancia de este acontecimiento, del significado que tiene,
formaban pleitos y contiendas entre ellos, de esta forma menospreciando la
muerte de Cristo.
Pablo después de explicar lo que significa la Cena del
Señor, que no es otra cosa que el recordatorio de la muerte de Cristo, de que
debemos participar de ella recordando el enorme sacrificio que hizo por
nosotros, entonces nos exhorta con lo siguiente: “...cualquiera que comiere
este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y
de la sangre del Señor”.
Aquí es donde debemos
preguntarnos a qué se refiere la palabra “...indignamente...”. Note que Pablo
está hablando de comer y beber los elementos de la Cena del Señor, y la palabra
“...indignamente...” se refiere, NO a que uno sea digno de tomar la Cena (como
muchos lo hemos enseñado), sino que, se refiere al comer y beber los elementos
de una manera... ¿cuál es esa manera? “...indignamente...”.
Entonces ¿A qué se refiere la palabra: “...indignamente...”?
Es claro, por lo demostrado anteriormente, que se refiere al
participar con un pensamiento ajeno a lo que implica el sacrificio de Cristo, y
no, a que, si somos dignos o no, de participar de la Cena del Señor, o que si
hemos cometido algún pecado en la semana.
Lo correcto es participar de la Cena del Señor, pensando en
el sacrificio tan grande y precioso que hizo Jesucristo por usted y por mí, y
por todo el mundo, al morir en la cruz por nuestros pecados y brindarnos una
nueva forma de vivir y la vida eterna.
Pablo termina diciendo que si, al participar de la Cena del
Señor, estamos pensando en el sacrificio de Cristo y lo que implica, no lo
haríamos indignamente. (Vs-31).
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