Tomar buenas decisiones es uno de los aprendizajes más
importantes y más complicados de cualquier persona. Esto se debe a que
cualquier situación en la que hayamos tenido que elegir puede tener grandes
consecuencias en el futuro, aún y cuando ya no lo recuerdes o la veas como algo
sin importancia. Por este motivo, Pablo clama por los filipenses "para
que aprobéis lo mejor" (Filipenses 1,10), en otras palabras, que tuvieran
la habilidad a la hora de tomar decisiones para diferenciar entre lo correcto y
lo erróneo, entre bueno y lo malo, entre lo vital y lo superficial.
No es difícil distinguir lo bueno de lo malo como tampoco lo
es reconocer lo limpio de lo sucio o lo blanco de lo negro. La palabra griega
traducida “lo mejor” tiene la idea de distinguir aquello que es excelente.
Significa hacer un juicio entre lo que es meramente “bueno” y lo que es
“superior”.
Hay muchas situaciones que enfrentamos diariamente y que nos
retan a escoger entre lo bueno y lo mejor. Ejemplo: Para un joven soltero cristiano
no debe ser difícil escoger entre una señorita inconversa y una cristiana, pero
sí necesita la dirección del Señor para hacerlo entre dos cristianas.
Estas decisiones no se toman al azar. No podemos esperar la
dirección divina abriendo la Biblia y leyendo el texto en donde pongamos el
dedo. No se puede sólo sacar una tarjetita de la caja de promesas y esperar que
sea la que nos indique la voluntad de Dios. Otro peligro es probar a Dios como
lo hizo Gedeón (Jueces 6.36–40), pues la mayoría de las ocasiones se escogen
pruebas equivocadas, manipuladas o convenencieras. Aun esperar que la paz que
sentimos en la mente y corazón nos ayude a decidir puede ser engañoso.
El consejo de hermanos maduros y de mayor experiencia puede
ayudarnos a tomar buenas decisiones. La Biblia anima a buscar consejo
(Proverbios 11.14; 15.22; 19.20). Es muy importante que el consejo espiritual
sea siempre apegado a la Palabra de Dios. Pero no es solamente escuchar, es
estar dispuesto a seguir el consejo que se recibe (Proverbios 12.15)
Las Sagradas Escrituras nos enseñan como tomar decisiones
sabias.
1.-Sometiéndolas a la voluntad soberana de Dios (Santiago
4.13–15)
2.-Sometiéndola a su voluntad moral y de acuerdo a las
reglas y leyes (2 Timoteo 3.16–17)
3.- Deben tomarse bajo la motivación del amor, considerando
a los demás y la gloria de Dios (Filipenses 2.4; 1 Corintios 10.24).
4.- Es muy importante enfatizar en la necesidad de tener
discernimiento para que podamos mantener
nuestros valores y nuestra moralidad cristiana. (Hebreos 5.14).
Toda decisión, sea grande o no, es importante. Una decisión
que tomemos hoy puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso o,
incluso, entre la vida y la muerte. Si tenemos en cuenta los principios
bíblicos, tomaremos buenas decisiones que agraden a Dios.
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