La Verdad a Medias
consiste en una frase engañosa y falsa que incluye algún elemento de
verdad para hacerla creíble. Las verdades a medias son muy utilizadas en
política, pero también en nuestras iglesias, y para argumentar a favor de una conclusión aportan argumentos y
evidencias que lo aprueben pero que en realidad ocultan o ignoran aquellas
evidencias que resultan negativas o la invalidan.
Un buen ejemplo de una verdad a medias lo tenemos en las
Sagradas Escrituras, cuando Satanás tentó a Adán y Eva en el Edén no les dijo
una mentira completa, sino una verdad en parte, o para expresarlo de otra
manera, una media verdad (Génesis 3).
Hoy en día desafortunadamente hay muchos hombres y mujeres
que se hacen llamar “pastores “que dicen predicar el evangelio de Jesucristo,
pero que si llevamos a la luz de las Sagradas Escrituras sus sermones podemos
ver que tienen verdades a medias, y que únicamente son creíbles para aquellos
que no conocen las Sagradas Escrituras, por eso es muy importante leer, meditar
y estudiar la Biblia de una manera correcta para que podamos escudriñándolas
cada día para ver si estas cosas que nos comparten están de acuerdo con lo que
dice las Sagradas Escrituras.
Algunos ejemplos de esas enseñanzas a medias, son cuando
oyes hablar de Jesús, pero no de éste crucificado.
Jesús es mencionado (y mucho) en nuestras iglesias, ¿pero
eso significa que vamos por buen camino o que estamos en lo correcto? Muchas
personas sin ser creyentes hablan de Jesús, y no solo eso, sino que hasta lo
respetan.
El apóstol Pablo predica
en 1 Corintios 2.2: “Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a éste crucificado.”.
Jesús es inseparable de su cruz, parafraseando al apóstol
Pablo: Me propuse entre ustedes no hablar de otra que no sea de Jesucristo y su
obra. El mensaje central de una iglesia de sana doctrina es el mensaje de
Cristo crucificado. Puedes oír hablar de Jesús, pero si el centro de la
predicación no es Jesús y su obra (en la Cruz), debes tomar cuidado.
Pero ¿Por qué?
Porque el verdadero mensaje, la palabra de Dios viva y
eficaz es la que va a trasformar tu vida, escucha:
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo
aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5.8).
Nos damos cuenta de
que no es lo mismo hablar de Jesús, que predicar a Jesucristo y a éste
crucificado, porque gracias a ese sacrificio y aunque no lo merecíamos Jesucristo
fue crucificado y murió en nuestro lugar, para pagar por nuestros pecados en la
Cruz.
En la Biblia, Dios nunca habló medias verdades, Jesucristo
es la Verdad (Juan 14.6) y por medio de Él vino la verdad (Juan 1.17).
Tengamos cuidado de las medias verdades pues nos pueden
llevar a un mar de confusiones, y desviarnos del verdadero propósito que no es
otro que conocer a Jesucristo y a este crucificado.
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