Hace unos días salió a la luz una biografía no autorizada
del primer ministro británico, David Cameron, que
cuenta que en su juventud participo en un ritual de iniciación en una selecta
hermandad de Oxford en la que también se habla de sus juergas de juventud, de
cómo circulaba la marihuana y la cocaina entre su pandilla, y hasta en su casa. No
sé que tendrá de verdad toda esta historia, pero lo que sí es verdad es que
cuando hemos sido jóvenes todos o casi todos hemos hecho cosas que con el
tiempo hasta nos hemos avergonzado de ellas.
Yo personalmente no podría ser político o tener un cargo
público, pues con la nueva moda de buscar trapos sucios en las redes sociales,
o por algún “amigo “ estos tendrían bastante material como para echar por
tierra mi supuesta carrera política.
Una gran realidad es que ninguno de nosotros hemos sido perfectos.
Todos hemos cometidos errores y muchos,
que han causado mucho daño en nuestra vida y en la vida de los que nos rodean.
Qué bueno sería si pudiéramos remediar nuestros errores y
faltas, que bueno sería si pudiésemos viajar al pasado y corregir todas esas
cosas que hemos hecho y que tanto daño nos produjeron. Conozco a personas que
todavía viven siendo esclavos de su pasado, personas que un día conocieron a
Dios pero que nunca lograron experimentar una vida libre de su pasado. Pero
la palabra de Dios nos dice muy claramente que:
“No os acordéis de
las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo
hago cosa nueva; pronto saldrá a luz;
¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
[1]
La palabra de Dios es muy tajante en este tema, nos dice que
Dios ya nos perdono que no traigamos a memoria las cosas viejas: ¿Por qué hay todavía
muchas personas que aún recuerdan las cosas pasadas que ya Cristo borró en nosotros?
Más aun, algunos son atraídos por ellas para volverlas a hacer, y volver a la vieja
criatura. A muchos les da por pensar que Cristo ya se olvidó de ellos. ¿Por qué
traer a la memoria lo que Cristo ya limpió, borró y sacó de nosotros?
Si recordamos lo pasado, que sea para glorificar a Dios por
habernos rescatado, por habernos transformado; no, para volver atrás. Mirar
atrás, es volver al pecado. La mujer de Lot, miró atrás, y se convirtió en una
estatua de sal. Cuidémonos de no mirar atrás. Miremos hacia adelante, miremos a
la cruz, donde está Jesús y habrá paz en nuestro corazón.
Dios nos hace hombres y mujeres nuevos. Dios le habló a su
pueblo diciéndole: "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré
dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su
carne, y le daré un corazón de carne..." (Ezequiel 11.19)
[1].- Isaias 43.18-19
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