Cierto día estábamos en una reunión conjunta de iglesias y al final de la reunión
el pastor que nos había enseñado sobre la honra, nos invitaba a honrar a alguna
persona que había impactado en algún tema en nuestra vida. Entre la diversas personas que salieron, hubo una que me
llamo mucho la atención, pues este hombre quería honrar a una persona que le había
visitado en el centro penitenciario de Fontcalent, (Alicante) cuando estuvo preso,
y que de alguna forma había sido el “culpable” de que él conociese al Señor.
Comentaba que nunca pudo hablar con él, que su nombre era
Pepe, que era de Elche y que jueves tras jueves le enseñaba a través de la
Biblia una forma diferente de vivir, y que gracias a su testimonio y a su ímpetu,
él acepto a Jesús como Señor y Salvador de su vida, y que de esa forma haciéndolo
público le quería honrar.
Muchas veces creemos
que el trabajo que realizamos para Dios no tiene ningún fruto, porque no vemos
los resultados, participamos en campañas, servimos en la iglesia, participamos en
ministerio de prisiones y hospitales, sin ningún fruto aparente, e incluso hay
veces que el enemigo llega a poner dudas en nuestro corazón sobre el trabajo
que hacemos para Dios, pero la palabra de
Dios nos dice: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes,
creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el
Señor no es en vano.” [1]
Mis amigos y hermanos
cuando hacemos algo para la obra de Dios que edifique a los demás ten la
certeza que nunca será en vano, nuestro Dios es justo y el jamás olvida nada,
así que cuando prediquemos, cuando oremos, cuando hablemos a los demás de la
palabra de Dios, cuando seas ejemplo a veces por muy difícil que sea, jamás
será en vano.
Muchas veces no veremos el fruto, el resultado de nuestro
esfuerzo, y el desanimo se hace visible
en nuestra vida, y nos cuestionaremos si merece la pena nuestro trabajo.
Nuestro
amigo Pepe, nunca había sabido del cambio de ese hombre, pero su trabajo
realizado día, tras día, semana tras semana había tenido su fruto. Aunque el
desanimo, la desgana te diga que lo que tú haces nunca hará una gran
diferencia, cada granito de arena que se
aporte a edificar un mundo que busque a Dios siempre pero siempre hará
diferencia en la vida de los que te rodean, así que aunque el enemigo quiera
quitarte la bendición del servicio, ten en cuenta que para Dios tu trabajo si
es valioso por muy pequeño que sea.
[1].- 1 Corintios 15.58
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