He tenido de privilegio de poder participar en una ceremonia
católica, y preparando lo que iba a decir me vino a mi corazón las palabras de
Jesucristo que refiriéndose a sus discípulos les decía: “Ustedes son la luz que
alumbra al mundo”.Entendí lo que
significaba estas palabras en este momento, dijese lo que dijese tenía que ser
luz en aquel lugar. Mi vida debía ser visible a todos de modo que pudieran ver
el poder y beneficios del evangelio a través de mi vida.
¿Pero cómo podemos hacer que esta luz brille para que todos
la vean? La respuesta es fácil y la encontramos en la palabra de Dios:
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras…” [2]. La mejor manera que nosotros podemos permitir que la luz de
Jesús sea reflejada en nosotros es a través de nuestra manera de vivir, nuestra
manera de hablar, nuestra manera de comportarnos; en otras palabras nuestro
andar diario.
Conozco a muchas personas que cuando les hablas del
evangelio, lo primero que te dicen es que quieren ver a Dios en acción.
¿Ver a Dios en acción? Si, Dios en acción es, cuando existe un cambio en
nuestra vida; Dios en acción es cuando ya no somos ni nos parecemos a lo que
éramos. Dios en acción es cuando nuestra manera de pensar cambia, cuando
nuestra manera de actuar cambia, cuando nuestra manera de expresarnos cambia.
Dios en acción es cuando nuestro testimonio habla más alto que nuestras
palabras.
Existe un dicho muy
popular que dice: "una imagen vale más que mil palabras," y esto es
una gran verdad. Si queremos que otros lleguen a Cristo, si queremos que las
personas vean a Dios, si queremos llevar el evangelio, primero tenemos que
vivir el evangelio.
Recordemos la palabra de Pablo a las Iglesias de Galacias,
cuando les decía “ya no vivo yo, más vive
Cristo en mí” [3].
Si queremos que la luz que llevamos dentro sea vista, no
podemos esconderla y solo dejarla brillar una vez a la semana cuando vamos a la
iglesia, sino que tenemos que dejarla encendida en todo tiempo y en todo lugar.
Cuando permitimos que la luz de Cristo brille en nuestra vida, entonces
recibimos revelación de todas esas cosas que no agradan a Dios.
Cuando permitimos
que la luz resplandezca en nuestra vida, entonces sabremos lo que hacer y no
hacer, sabremos exactamente lo que hablar y no hablar, sabremos cómo obrar y
como no. Cuando permitimos que nuestra vida sea alumbrada por Cristo nunca más
andaremos en oscuridad. Cuando permitimos que esta luz brille en todo momento,
otros serán atraídos a ella.
Nosotros fuimos liberados de las tinieblas, para que la luz
de Cristo alumbre nuestro camino y tenemos que servirle como Él nos ha
indicado. Tenemos que permitir que la luz que llevamos dentro, Su
luz, brille en todo momento. Dios quiere que brillemos, que donde quiera
que lleguemos no nos vean a nosotros sino la luz de Jesucristo.
[1].- Mateo 5.14
[2].- Mateo 5.16
[3].- Gálatas 2.20
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