Seguro que te ha pasado más de una vez, que has estado
delante de niños y hemos tenido mucho cuidado con las palabras que hemos
hablado, porque no queremos que ellos aprendan palabras incorrectas, o porque
no queremos que las pronuncien sin control, porque los niños dicen muchas cosas
sin detenerse a pensar qué efecto puede causar, o si pueden hacer daño.
Tenemos que tener mucho cuidado con las palabras que salen
de nuestra boca, porque las palabras tienen el poder de crear, de destruir, de
ayudar o de animar, La palabra es lo más
poderoso que tenemos para expresarnos. Podemos mover ejércitos con ella, hacer
el bien y también causar la destrucción, Porque las palabras tienen vida, son
capaces de bendecir o maldecir, de edificar o derribar, de animar o abatir, de
transmitir vida o muerte, de perdonar o condenar, de empujar al éxito o al
fracaso, de aceptar o rechazar... el mejor ejemplo lo podemos apreciar en una
amistad o una relación, comienzan conversando y por cualquier palabra que
podamos decir fuera de lugar puede terminar dicha relación
La palabra es un regalo que nos ha sido entregado por Dios.
“En el principio fue la palabra y la palabra es Dios” [1] Fueron las palabras, en el caso, las proferidas
por Dios, que nos trajeron a la existencia, por eso, las palabras que decimos
son acción, y, como seres creados a su imagen y semejanza, tal como Dios,
nuestras palabras también llevan poder. Mediante la palabra expresamos nuestro poder creativo. Es gracias a la
palabra que podemos manifestar todo.
Lo que sueñas, lo que sientes y lo que realmente eres, todo
se manifiesta a través de la palabra. La palabra es la herramienta más poderosa que poseemos como
seres humanos, Con ella puedes crear el más bello sueño o puedes destruirlo
todo a tu alrededor.
¿Cómo hablamos a los demás? ¿Qué les transmiten nuestras palabras?
¿Qué me digo a mí mismo? ¿Hacia dónde me conduce mi dialogo interno?
Jesús dijo: “Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado” [2]
Todos necesitamos palabras de aliento, de reconocimiento,
gente que valore lo que hacemos, lo que somos. Por eso, antes de proferir
cualquier palabra debemos ser conscientes del poder que éstas tienen en la vida
de los demás y en la propia.
“La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que
la ama comerá de sus frutos” [3]
Muchas veces hablamos por hablar y no consideramos que
podemos estar marcando a alguien de por vida, que en lugar de sacarlo del pozo
en el que se encuentra le estamos echando tierra, que anulamos el potencial que
puede tener y, de esa forma, evitamos que cumpla el propósito con el cual fue
creado.
Lo peor es que no sólo lo hacemos con otras personas, sino
con nosotros mismos. Cometemos un error y nos vamos auto descalificando, somos
muy duros con las auto críticas. No perdonamos nuestros errores y olvidamos que
estamos en proceso de formación para el propósito para el cual fuimos creados.
Hay un dicho que dice que las palabras se las lleva el
viento, pero ¡NO!, el viento no se lleva
las palabras, están dejan huella, tienen poder e influyen positiva o
negativamente.
Debemos cuidar nuestros pensamientos porque si quererlo se
convierte en palabras y debemos cuidar nuestras palabras, porque ellas marcan
nuestro destino y el destino de los demás. Pensemos las cosas antes de hablar,
no debemos decir ni una palabra cuando estemos airados o resentidos, porque
nuestras palabras pueden dañar, debemos estar calmados y hablar solo cuando
estemos en paz. Así como una cometa se puede recoger después de echarla a
volar, nuestras palabras jamás se podrán
recoger una vez que han salido de nuestra boca”.
De nosotros depende si las palabras las usamos para bien o
para mal, tanto para ti como para los demás. Cuidemos nuestras palabras,
recuérdalo siempre, ellas tienen poder.
Habla de tal manera que en tu alma
y en la de los demás quede la paz.
[1].- Juan 1.1
[2].- Mateo 12.36-37
[3].- Proverbios 18.21
No hay comentarios:
Publicar un comentario