No te has preguntado alguna vez cuales son las razones
cuando usamos las redes sociales y en
particular la más popular de estas, Facebook. Hay muchas ventajas en las redes sociales: la conectividad
en todo el mundo, noticias al instante, encontrar viejas amistades o hacer nuevas amistades y una buena dosis
diaria de imágenes divertidas, o algunas veces no tan divertidas.
Pero como cristianos estamos usando bien todas estos medios,
¿Qué propósito tiene nuestras publicaciones? ¿El uso constante de los medios
sociales es bueno para nosotros? Más importante aún, ¿estamos obedeciendo el
gran mandamiento de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza,
mientras usamos Facebook, Twitter, Instagram y Google?
Personalmente me he hecho algunas preguntas que me ayudan a discernir
y asegurarme de que el uso que hago de los medios sociales es agradable a Dios.
¿Estoy tratando de glorificar a Dios a través de las redes
sociales? [1]
La pregunta fundamental seria ¿Estoy buscando glorificar a Dios con mis
publicaciones? O simplemente lo hago
para dar una imagen que no soy, pero que me gustaría ser. Cuando nos desviamos
del propósito dado por Dios de nuestra vida, caemos rápidamente lejos de donde
Dios quiere que seamos.
¿Mis publicaciones edifican o destruye? [2]
En las redes sociales se compagina mucho el chisme, la intimidación, el pesimismo
y las quejas. En vez de ser como la mayoría, seamos una luz en el mundo
mediante el uso de nuestro estado para edificar a otros. Pensemos en qué
situaciones o temas podríamos tentar a hablar a algún amigo, y estar siempre en
guardia cuando alguien necesite una palabra de ánimo o pueda necesitar algún
consejo, pero que siempre sea para edificar nunca para destruir. Antes de publicar, haga la oración del salmista “Que las
palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean aceptables ante ti, Oh Señor
mío, roca mía, y redentor mío.” [3]
¿La gente ve a Cristo en mí, basado en lo que publico? [4]
El fenómeno de las redes sociales es una cosa rara y
poderosa en el mundo de hoy. Nunca antes se había podido mantener fácilmente en
contacto con la gente que hemos conocido a lo largo de toda nuestra vida
alrededor de todo el mundo.
Se presenta una oportunidad única para que nuestra luz
alumbre delante de los demás y que la podamos
utilizar como un ministerio evangelístico. Con nuestras actualizaciones, tenemos
que ser capaces de mostrar a la gente la esperanza que tenemos a tener a
Jesucristo como Señor y Salvador de nuestra vida, y cómo una persona
transformada vive y piensa por el evangelio. Tenemos que ser capaces de
desafiar y animar a nuestras conexiones en línea a creer en Cristo y seguirle.
No se olvide de la increíble oportunidad que tenemos de proclamar al mundo las
riquezas inescrutables de Cristo.
¿Utilizamos las redes sociales como plataforma para quejarnos?
[5]
El apóstol Pablo seguramente sabía que había cosas de que quejarse
en este mundo caído y sin embargo, todavía nos dice en Filipenses de “hacer todas las cosas sin murmuraciones ni
contiendas.” Algunos recurren a los medios sociales para quejarse, pero la
voluntad de Dios para sus hijos es que den gracias en todo, [6]. Qué lo que nos
caracterice en las redes sociales sea dar las gracias no quejarnos.
¿Utilizamos las redes
sociales para argumentos no provechosos? [7]
No hay escasez de argumentos de los medios sociales sobre
política, deportes, religión, lo que sea. Mientras que algunas conversaciones
pueden ser provechosas, muchas otras pueden ser una pérdida de tiempo y energía.
En lugar de “alimentar a los trolls” (es decir, responder a las
personas que solo están interesados en
expresar sus opiniones), invirtamos nuestro tiempo y energía en algo útil y
provechoso.
¿Utilizamos las redes sociales para aumentar nuestro ego y
sentirnos bien consigo mismo? [8]
Una mentira que las redes sociales sostienen es que sólo tienes valor si la gente te sigue
o les gustan tus fotos. Si nuestro estado de ánimo depende de la cantidad de “Me
gusta” o “retweets” de nuestras fotos o de nuestro estado, eso significa que nos
preocupa demasiado la aprobación de los hombres.
¡No caigamos en la trampa! es posible que nos encontremos
edificando nuestro estado de ánimo y
autoestima sobre la base inestable de cualquier red social no pueda ser tan
satisfactorio como podríamos pensar.
En vez de atesorar las cosas mundanas como seguimientos de
Twitter o amigos en Facebook, acumulemos tesoros en el cielo que tendrán valor eterno.
Esto también nos ayudará a escapar de la trampa de complacer a la gente que es
tan común en las redes sociales.
¿Utilizamos las redes sociales para escondernos? [9]
¿Alguna vez has conocido a alguien que parece ser la persona
más ‘guay’ en línea, pero es una persona radicalmente diferente en la vida
real? Pueden tener Instagram, Twitter, o buenas fotos, actualizaciones de
estado cada cinco minutos, y tener mil amigos en Facebook, y ser una persona
muy diferente en la vida real.
Por desgracia, las redes sociales pueden actuar como una
máscara, ocultando nuestra verdadera identidad y hacer que otras personas nos
miren de manera diferente de lo que realmente somos. La raíz del problema es el
orgullo. Queremos que la gente piense que somos ‘guays’ y tenerlo todo. En
lugar de basar nuestras decisiones en lo que la gente piensa, hay que basar las
decisiones en lo que Dios piensa.
Tratando de exaltarse a sí mismo en las redes sociales sólo
te dejará decepcionado y en desacuerdo con Dios. Buscar honrar a Dios siendo
humilde delante de Dios, que es lo que realmente
le agrada.
Pablo nos da un buen consejo en relación con todo esto: Y
todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los
hombres. Colosenses 3.23
[1].- 1 Corintios 10.31
[2].- Santiago 3.10
[3].- Salmo 19.14
[4].- Mateo 5.16
[5].- Filipenses 2.14-15
[6].- 1 Tesalonicenses 5.18
[7].- Proverbios 18.2
[8].- Marcos 8.36
[9].- Proverbios 25.14
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