Es muy normal en nuestra vida establecer comparaciones;
comparamos nuestros sueldos, nuestros trabajos,
nuestros teléfonos móviles, nuestros
equipos deportivos, comparamos nuestras capacidades de unos respecto a las de
los demás, etc. En la Biblia hay un salmo, que compara la “cualidad” de las personas: ser
buena o ser malo en su aspecto más interno.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado. Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de
aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará. (Salmo
1.1-3)
Bienaventurado significa
estar bajo la bendición de Dios, feliz o satisfecho, o intrínsecamente
correcto.
¿Quiénes son los buenos?
El que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los
pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo, sino que, por otro
lado tienen la Ley de Dios, (Biblia) por delicia, no por sacrificio o por algo
impuesto a la fuerza y que cumplen por obligación, y en ella meditan de día y
de noche, o sea viven y conviven con ella.
Es tipo de personas
comenta el autor del salmo serán como árboles plantados junto a corrientes
de agua, personas con una vida plena, que dan fruto a su tiempo, o sea producen lo que predican lo que dicen
ser, personas que viven con orden, con coherencia; y su hoja no cae, no viven
de modas, son personas con una base solida, y no dejan lo que creen a la
primera de cambio porque es más fácil seguir la corriente más popular.
En conclusión dice el autor que estas personas todo lo que
hagan prosperara. Siempre que sale la palabra “prosperidad” tenemos a pensar en
términos económicos o de posesiones, pero prosperar quiere decir que todo lo
que haces germina, crece, da fruto. Es decir es el tipo de perdonas que tendrá
una vida cada vez mas frondosa, sus actos darán fruto, es decir bendecirán a
otros darán sombras y descanso a los que estén a su lado en vez de crearles
problemas.
No así los
malos, Que son como el tamo que arrebata
el viento. (Salmo 1.4)
El tamo es la cubierta exterior (o cáscara) que se debe
retirar para obtener las semillas de grano que están dentro. El tamo se
retiraba por medio de un proceso llamado trilla y aventamiento. Después que se
cortaban las plantas, eran aplastadas, y luego las piezas eran aventadas al
aire. El tamo es muy liviano y el más mínimo viento se lo lleva. Los malos no
tienen raíces, dice el salmo que se lo lleva el viento, pasan, no dejan huella.
Hay veces que pensamos que no es así que los malos arraigan más que los buenos
que prosperan mucho mas, pero no es así el salmista dice que los malos no
tienen sustancia, son inestables, no duran. Ellos no pueden aguantar el viento
de la adversidad; cambian con cualquier viento. No debemos ser celosos de la
vida cómoda de los malos.
Este salmo presenta dos sendas: la del hombre feliz, a la del hombre malvado. Si elegimos ser feliz, enfrentaremos tanto
bendiciones como problemas, alegrías como dolores, éxitos como obstáculos, pero
en todo el trayecto, Dios estará a nuestro lado, guiándonos, alentándonos consolándonos y
protegiéndonos. Cuando la vida del justo llega a su fin, se hace muy evidente
que ha escogido el buen camino. Saber esto nos hace alabar a Dios por llevarnos en buena dirección y por la seguridad de que pronto entrará en el mundo
perfecto que El tiene guardado para quienes lo hemos seguido con fidelidad.
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