06 abril 2012

¿Cómo permanecer limpio en una sociedad corrupta?

Trabajo como repartidor y esto me lleva a conocer y tratar con muchas personas, que desgraciadamente no conocen al Señor, al revés, su vida, su trabajo sus momentos de expansión, giran alrededor de historia mundanas, (blasfeman, comentarios de drogas, alcohol, pornografía, están al orden del día. Ni tan siquiera respetan a las mujeres de sus compañeros). Esto es lo que yo oigo cada mañana cuando atiendo a estos Sres.

Una vez lo consulte con un pastor y su respuesta fue; deja el trabajo, pero teniendo en cuenta que una cosa es lo secular y otra muy distinta lo espiritual. El trabajo, la manutención de mi familia, los estudios de mi hija, los momentos de ocio, todo eso pertenece al departamento secular, y debe regirse sin remedio por los principios del mundo. La vida espiritual, en cambio, mi relación con Dios, la oración, todo eso pertenece al departamento espiritual y debe regirse por los principios bíblicos. ¿Pero yo como cristiano como debo actuar?

Como cristianos tenemos que  aprender a vivir en un mundo hostil y tremendamente cambiante. Tenemos que aprender a identificar y aceptar lo bueno, pero también a separar y desechar lo malo. Y es aquí donde tenemos que afianzarnos de nuestras raíces y nuestra doctrina.

En la Biblia en el libro de Daniel se narra la historia de un joven de unos 15 años de edad que repentinamente fue desarraigado de su tierra y de su familia, y llevado cautivo a la capital del imperio más poderoso del mundo en aquellos días.
La Babilonia que Daniel conoció vino a ser en el mundo antiguo el prototipo del secularismo y la pompa mundana. De hecho, en el libro de Apocalipsis se usa la ciudad Babilonia como figura del poder secular contrario a Dios y sus caminos. Y allí fue a parar este joven adolescente junto con tres amigos más, llamados Ananías, Misael y Azarías

Daniel vivía en un país cuyo sistema era hostil a su religión y a su fe. Era vigilado día y noche por sus enemigos, pero sin embargo no podían encontrarle un fallo que pudiera ser usada contra él. Era honesto y era amado por el rey, a pesar de su religión y fe diferentes.

El desafío es, a ser como Daniel, a mantenernos firmes, a no contaminarnos con las cosas del mundo, a ser íntegros y  con un buen testimonio que llevara a que la gente de nuestro entorno pueda decir lo que dijo el rey Darío, un rey mundano: “Dios salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra.

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