16 mayo 2020

Si el Señor quiere, viviremos.


Todos estábamos haciendo planes para este año de 2020. Estábamos ansiosos por que llegara las vacaciones de semana santa, para hacer el viaje que habíamos planeado, ir a visitar a nuestros amigos a Alicante. Paula nuestra hija tenia marcado en su agenda tres fechas especiales, un concierto, su graduación y un viaje a Barcelona de fin de curso. Por otro lado las personas que contrajeron el covid-19 no estaban planeando pasar la primavera en una cama de hospital, secuestradas de su familia, sin aliento, sin fuerza y sin esperanza. El covid-19 nos ha tomado a todos por sorpresa. ¿Quién podría haber predicho entonces cuán drásticamente cambiaría nuestro mundo en cuestión de semanas?



Estamos en medio de un gran problema, estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para refugiarnos en nuestros hogares, nos viene un problema económico significativo como resultado del dichoso covid-19, y aquellos de nosotros que somos cristianos estamos tristes por no poder asistir a las reuniones de la iglesia en persona, y muchos otros están lidiando con la enfermedad y / o muerte de amigos, familiares y vecinos.
Y la pregunta que creo que está en la mente de todos en un modo u otro, es: ¿Por qué? 

¿Por qué está pasando esto? ¿Qué lecciones se supone que debemos aprender de esto? ¿Qué nos está diciendo Dios al mundo entero con este coronavirus?

Dios nos está diciendo ahora en esta pandemia lo que le dijo a Israel en Proverbios 27.1: “No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día". No te hagas ilusiones al hablar sobre tus planes futuros, incluso para el día siguiente. No tenemos ni idea de lo que traerá mañana. Dios nos está diciendo ahora en plena pandemia lo que dijo en Santiago 4.13-15: “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello".

¿Sabemos cómo es nuestra vida? Es una niebla que se desvanece en un momento. Nuestra vida es como un soplo de aire en un día de invierno. Exhalas, ves una nube de vapor, y un momento después se ha ido. ¡Qué locura sería que esa nube de vapor se jactara de su longevidad!

La Palabra de Dios razona con nosotros. “Ven, tú que estás haciendo planes para mañana, tu cuya vida es un vapor. No tienes idea de lo que traerá mañana. Dependemos por completo de la voluntad de Dios para continuar nuestra vida y llevar a cabo nuestros planes. No vivamos la vida como si fuéramos inmortales, sin pensar en lo repentinamente que la muerte puede caer sobre nosotros. Entonces, debemos ordenar nuestra vida como si la muerte pudiera venir en cualquier momento, debemos ponernos en paz con Dios. No nos engañemos con la idea de que somos los dueños de nuestro destino y el capitán de nuestra alma.

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