03 febrero 2019

Viviendo una vida digna del Evangelio


Estaba maniobrando con mi coche para aparcar, y aunque puedo decir en mi defensa que tenía muy poco espacio, roce al que estaba aparcado a mi lado. Después de preguntar a varios vecinos si sabían dónde estaba o vivía el propietario del coche, y como la respuesta fue que no, lo que hice fue dejar en el parabrisas una nota con mis datos para que pudiera ponerse en contacto conmigo y hacer el parte correspondiente. Los vecinos no podían entender lo que estaban viendo, “por nosotros no se preocupe, no hemos visto nada”. “No tiene por qué dejar sus datos, si eso no lo hace nadie”. Podía haber hecho dos cosas. Hacer caso a esas personas, que por lo visto es algo muy común, o hacer lo que hice, dejar una nota para que el propietario del coche se pusiera en contacto conmigo.


De vuelta a casa pensaba en lo que había ocurrido, y la reacción de la gente, ¿Habría pensado la gente que era bobo? Porque no había hecho nada extraordinario, simplemente había actuado como cualquier persona que ame a Dios. La Biblia nos dice, que debemos vivir una vida digna del evangelio. Específicamente, en Filipenses 1:27, Pablo nos enseña que debemos: «Comportarnos de una manera digna del evangelio de Cristo». Y eso es lo que había hecho comportarme como un cristiano que ama a Dios y a su prójimo como a sí mismo.

Mi familia, mis amigos, la gente que vive a mi alrededor sabe que amo a Dios con todo mi alma, con toda mi mente y con todo mi corazón, y eso no solamente tengo que decirlo, sino vivirlo cada día, en cada circunstancia, en cada situación, y como a donde quiera que voy llevo mi bandera como ciudadano del cielo, debo comportarme de una manera digna. Esa bandera es una señal de mi comportamiento para los demás. Así que necesito actuar de una forma que la honre y no que la deshonre. Sé que si la gente ve esa bandera cuando me comporto adecuadamente, eso honra al Señor. O bien, si la gente ve esa bandera mientras hago cosas terribles, eso deshonra a mi Dios. Ese amor a Dios me llama a vivir de una forma que sea digna de mi ciudadanía celestial. Y esto es esencialmente lo que Pablo le está diciendo a los Filipenses y a nosotros: «Ustedes son ciudadanos del cielo aun mientras viven aquí en la tierra,  asegúrense de vivir de tal forma que honren y no que deshonren al Señor».

Pablo a lo largo de sus cartas nos invita a que nuestro comportamiento sea digno:
En Efesios 4.1 Pablo vuelve a decir: "Por tanto, yo, preso en el Señor, suplico que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados”.
En 1 Tesalonicenses 2.12, Pablo explica que él pacientemente exhortó e instruyó a los Tesalonicenses " para que anduvierais como es digno del Dios que os ha llamado a su reino y a su gloria." Él le dice a los Colosenses que siempre ora “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios" (Colosenses 1- 9-10).

Dios espera que nos comportemos y vivamos como corresponde a cristianos, viviendo de tal manera que elevemos la reputación del evangelio. No debemos hacer nada que menoscabe su reputación. Esto significa que cada cristiano está representando a Dios en cada pequeña cosa, en cada pequeño detalle que hagamos, y lo tenemos que hacer sabiendo que cada  acción correcta, le estamos dando gloria a esta nación celestial y a su gobernante, o si lo hacemos incorrecto le estamos causamos reproche.

Así que la pregunta que tú y yo debemos hacernos diariamente es:

¿Estamos viviendo una vida digna del Evangelio?

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