11 octubre 2015

Vivir como hijos de luz

He tenido de privilegio de poder participar en una ceremonia católica, y preparando lo que iba a decir me vino a mi corazón las palabras de Jesucristo que refiriéndose a sus discípulos les decía: “Ustedes son la luz que alumbra al mundo”.Entendí  lo que significaba estas palabras en este momento, dijese lo que dijese tenía que ser luz en aquel lugar. Mi vida debía ser visible a todos de modo que pudieran ver el poder y beneficios del evangelio a través de mi vida.


¿Pero cómo podemos hacer que esta luz brille para que todos la vean? La respuesta es fácil y la encontramos en la palabra de Dios: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras…” [2]. La mejor manera que nosotros podemos permitir que la luz de Jesús sea reflejada en nosotros es a través de nuestra manera de vivir, nuestra manera de hablar, nuestra manera de comportarnos; en otras palabras nuestro andar diario.

Conozco a muchas personas que cuando les hablas del evangelio, lo primero que te dicen es que quieren ver a Dios en acción.
¿Ver a Dios en acción?   Si,  Dios en acción es, cuando existe un cambio en nuestra vida; Dios en acción es cuando ya no somos ni nos parecemos a lo que éramos. Dios en acción es cuando nuestra manera de pensar cambia, cuando nuestra manera de actuar cambia, cuando nuestra manera de expresarnos cambia. Dios en acción es cuando nuestro testimonio habla más alto que nuestras palabras.

Existe un dicho muy popular que dice: "una imagen vale más que mil palabras," y esto es una gran verdad. Si queremos que otros lleguen a Cristo, si queremos que las personas vean a Dios, si queremos llevar el evangelio, primero tenemos que vivir el evangelio. 
Recordemos la palabra de Pablo a las Iglesias de Galacias, cuando les decía  “ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” [3].

Si queremos que la luz que llevamos dentro sea vista, no podemos esconderla y solo dejarla brillar una vez a la semana cuando vamos a la iglesia, sino que tenemos que dejarla encendida en todo tiempo y en todo lugar. Cuando permitimos que la luz de Cristo brille en nuestra vida, entonces recibimos revelación de todas esas cosas que no agradan a Dios. 
Cuando permitimos que la luz resplandezca en nuestra vida, entonces sabremos lo que hacer y no hacer, sabremos exactamente lo que hablar y no hablar, sabremos cómo obrar y como no. Cuando permitimos que nuestra vida sea alumbrada por Cristo nunca más andaremos en oscuridad. Cuando permitimos que esta luz brille en todo momento, otros serán atraídos a ella.

Nosotros fuimos liberados de las tinieblas, para que la luz de Cristo alumbre nuestro camino y tenemos que servirle como Él nos ha indicado. Tenemos que permitir que la luz que llevamos dentro, Su luz, brille en todo momento. Dios quiere que brillemos, que donde quiera que lleguemos no nos vean a nosotros sino la luz de Jesucristo.


[1].-  Mateo 5.14
[2].-   Mateo 5.16
[3].-   Gálatas 2.20


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