30 junio 2013

¡¡¡Llamen, hay sanidad!!!

Hay un programa de radio  donde se ora por enfermos y son sanados repentinamente, sea la enfermedad  o el dolor que sea,  todos los que llamaban eran sanados al instante.
Como cristiano que soy creo en Dios, creo en lo sobrenatural,  creo en los milagros, yo soy un milagro de Dios, he sido sanado por el Dios viviente, ahora bien, no creo en el “dios ” que predican esos “pastores charlatanes” , dispensadores de sanidades a la carta, manipulares de  personas,  con palabras bonitas adecuadas y en virtud de las necesidades de cada persona.

Al orar por los enfermos nosotros tenemos que entregarnos  con humildad y confianza al Espíritu y tenemos que dejar que Él actúe en cada caso como quiera. A nosotros nos corresponde solamente orar. El resultado depende del Señor. Suyo es el Reino, suyo el poder y la gloria.
Pero, claro que Dios puede resolver cualquier problema, económico, de salud, sentimental, pero hay algunos matices que me gustaría comentar:
Es cierto que Dios a menudo interviene urgentemente en las vidas que tienen dificultades, pero Dios es el que decide cómo y cuándo va a responder, nadie tiene el derecho de dar órdenes a Dios.
En la Biblia encontramos que Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Jesús no vino a este mundo por cualquier otra razón. Él no vino  a curar a todo el mundo,  o para hacernos ricos, o para que tener más seguridad o mejores casas o más dinero.
Hace unos años en unas campañas de sanidad un ministro, muy conocido por sus milagros izo un llamamiento para todos aquellos que necesitaran  sanidad, entre los muchos que salieron me llamo la atención un hermano con una paraplejia en el brazo, estuvieron orando por él. Al cabo de algunos años me encontré con este hermano en un congreso y seguía con el mismo problema, no había sido sanado.
Qué pasa con todas estas “verbenas” que se montan donde se promete sanidad y prosperidad, pero claro pagando tu milagro, donde muchas personas acuden, no por lo que pueda hacer Dios en su vida sino por el nombre del predicador, y a la salida se van como han entrado, con su enfermedad, sin milagro, y con 20 euros de menos en el bolsillo.
Los resultados de todas estas cruzadas de sanidad son, por una parte, vergonzosos para los cristianos fieles y por otro lado alejan a algunos que están dispuestos a escuchar y aceptar el mensaje de salvación.
Todas  estas situaciones llevan a los cristianos a debilitarse y a quedar heridos, hasta el punto de perder la fe.
Gracias a Dios que aquel hermano que aunque con su brazo debilitado, no así su fe seguía en la brecha alabando y glorificando a Dios. 

1 comentario:

  1. ESTOY DE ACUERDO CON USTED, GRACIAS AL ETERNO DIOS QUE ESTAMOS EN EL CAMINO CORRECTO,GRACIAS QUE NUESTRO SEÑOR LE BENDIGA Y LE DE FUERZAS PARA SEGUIR EN SU MINISTERIO.

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