26 mayo 2013

“Enfadaos, pero no pequéis”


Ayer sábado estuvimos haciendo algunas compras,  mientras Cochi y Paula estaban liadas yo me dedicaba a observar cualquier detalle a mí alrededor. Unas de las cosas que me llamo la atención, y que al cabo de la tarde lo pude ver en varias ocasiones es que la gente le encanta enfadarse y discutir por cualquier detalle,  se sienten ofendidas frecuentemente y por cosas poco importantes. 

Quizás sea debido a las situaciones “difíciles” que estamos viviendo  la gente está muy susceptible.
Todos, cristianos  y no cristianos, en algún momento puntual o durante un período de tiempo más corto o más largo y por causas más o menos justificadas, hemos sucumbido ante el enfado. Nos enfadamos con los hijos, con los amigos, con la pareja, con el trabajo, con la vida. Según pasa el tiempo el enfado coloca a las partes en posiciones más enfrentadas y hace nuestros esfuerzos más ineficaces.

La Biblia no nos dice que no nos podamos enfadar pero, debemos controlarlo apropiadamente si somos descuidados al hablar, el enojo herirá a otros y destruirá las relaciones. Si las guardamos, motivará amargura y nos destruirá por dentro si alimentamos nuestro enojo, daremos a Satanás la oportunidad para dividirnos.
¿Está molesto con alguien en este momento? ¿Qué puedo hacer para resolver las diferencias?

No deje que termine el día antes de solucionar tu enfado, habla con esa persona, pídela perdón, no dejes que el orgullo te impida pedir perdón, el mal genio mete a la gente en problemas, pero el orgullo la hace que siga teniendo esos problemas, y si una persona se ha enojado injustificadamente contigo, perdónala,  y si nosotros nos hemos enojado con alguien llámala y pídela perdón.

Recuerda que el amor, la humildad y la oración resuelven todos los problemas, y que,  en la medida en que tú perdones a los demás sus pecados, así te perdonará tu Padre celestial los tuyos. [1], y  hazles a los demás como quieras que hagan contigo, [2], porque ésa es la ley divina del Amor. Que Dios nos ayude a tener amor y amabilidad y a perdonar, y a no enojarse ni alterarse.

[1].- (Mateo 6.14-15)
[2].- (Mateo 7.12)

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