09 febrero 2013

¿Cual camino?


Siempre estamos tomando decisiones, desde que nos levantamos,  hasta que nos acostamos. A lo largo de nuestra vida siempre hemos tenido que tomar alguna decisión, que estudiar, donde trabajar, donde ir de vacaciones. A veces tomamos la decisión acertada, y otras veces la menos acertada, y cuando es así nos quejamos de no haber tomado la otra decisión.


Hoy tenía que tomar una decisión, tenía dos carreteras para llegar al lugar de destino y estuve un tiempo pensando por dónde ir, al final tome una decisión y cuál fue mi sorpresa que a la mitad del recorrido la carretera estaba cortada, media vuelta y volver a empezar, con el correspondiente enfado por la decisión equivocada que tome.
Claro pensándolo bien la decisión que tuve que tomar fue con los “ojos cerrados” no había ningún cartel ni advertencia de la carretera cortada.
Pero para que no haya lugar a dudas del camino a elegir tenemos la Biblia para dirigirnos, El Rey David decía: Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino, (Salmo 119.105)
 Por eso es importante consultar a Dios mediante su palabra la decisión o el camino a seguir. ¿Porque qué podemos esperar cuando dejamos los caminos de  Dios, y elegimos nuestro camino basadas en la lógica o el criterio humanos?  
Hay una historia en la Biblia que nos muestra cual es el verdadero camino. En Génesis 3. 1-7 muestra que Eva enfrentaba un conflicto entre los camino de Dios, lo que Dios había dicho, y nuestro camino, lo representado por nuestros propios deseos. Lamentablemente, decidió escoger el camino que ella creía que era el mejor, decidió creer la mentira y no la verdad, aceptar el consejo del diablo y no el consejo de Dios, dejarse guiar por el que deseaba su ruina y no por el que deseaba su dicha y su felicidad. Como consecuencia de la fatídica decisión adoptada por ella y por su esposo, el pecado entró en el mundo, con su secuela de dolor, llanto, miseria y muerte. Eva sabía muy bien lo que Dios requería de ella. Sin embargo, centró su atención en los atractivos de la oferta de Satanás. Sopesó cada opción contra los deseos de su propio corazón y, desgraciadamente, optó por lo que resultaba más agradable para sus ojos.
Cuando seguimos una conducta similar a la de Eva, lo que en realidad decimos a Dios es: «Muchísimas gracias por tu consejo, pero haré las cosas a mi manera, y no como tú quieres». Debemos ser cuidadosos de cómo respondemos a los llamamientos de Dios. Dios se ha hecho asequible y disponible. Anhela que lo busquemos y le permitamos poner en nuestra mente sus pensamientos, para que podamos decidir correctamente. Si pedimos que nos ilumine para tomar decisiones correctas, entonces debemos atender su Palabra. Si deseas evitarte muchas frustraciones, fracasos y pesares, sé obediente y pide fortaleza para seguir el camino verdadero que nos llevara a alcanzar la verdadera felicidad.

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