16 octubre 2010

Actores Secundarios

No soy muy cinéfilo, sin embargo me ha llamado mucha la atención la muerte de Manuel Alexandre, unos de los actores más entrañable del cine español, un actor “secundario, un robaescenas"

Ha hecho 312 películas y fue el actor que siempre estuvo allí, nutriendo con magistral discreción los mejores títulos de la cinematografía española y sintetizando con un gesto las bondades del hombre humilde.

Auque Manuel se le consideraba un actor secundario, no por este motivo dejo de cumplir con su trabajo, y siempre daba el 100 %, nunca dejaba nada en el camerino.

Muchas veces no nos damos cuenta del trabajo de estos hombres y mujeres, actores secundarios, sin embargo casi todas las películas no podrían ver la luz sin esta clase de actores.

Toda esta pequeña historia me ha llevado a meditar que en la vida cristiana también hay cristianos, con ministerios quizás menos importantes que otros. Me explico la Biblia nos dice que teniendo diferentes dones, según el regalo que nos es dado, si el de profecía, el de servicio el de enseñanza, el de exhortación, el que reparte, o el que preside. Seguro que ha todos nos gustaría ser profetas, maestros, presidir…. Pero el servir, o repartir ya no nos gustaría tanto, pero todos son importantes en el Reino de los Cielos, y si viene de parte de Dios, tenemos que darlo todo y no dejarnos nada en el tintero.

Hay una historia de una joven que Dios utiliza para revelar al Rey y a su corte que si visitan al profeta de Dios se curaría de su lepra. Esta joven la habían llevado cautiva de la tierra de Israel, y servia a la mujer del general, era una cristiana “sirviente”, pero hay tres aspectos que destacan de esta joven:

1) Era una cristiana de todo corazón, aunque no era profeta, ni maestra, sino una sirvienta.

2) Sabia que Dios la había puesto hay, y como tal tenia que actual.

3) Tenía la valentía espiritual para testificar del poder de Dios que salva y sana.

No importa tanto nuestro ministerio, no todos podemos ser pastores, maestros, profetas. Cuenta la historia que regresaba los setenta que el Señor envío a predicar y volvían gozosos, de ese nuevo Ministerio que les había dado el Señor. Y todos sabemos la repuesta de Jesús, no os regocijéis de la importancia de vuestro ministerio, sino regocijaos de que vuestros nombres este escrito en los cielos.

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