21 marzo 2009

Tiempos dificiles

Sin duda vivimos tiempos difíciles, donde se amontonan los problemas, hace poco tiempo vivíamos en un ambiente de prosperidad, teníamos trabajo, comida abundante, teníamos dinero para nuestros caprichos, pero el panorama actual es justo al contrario, y lo que queda por venir, los expertos sospechan que puede empeorar aun  más.

Y nosotros ¿qué hacemos?

Los alimentos que Dios nos da los modificamos y los hacemos transgénicos,  los precio de los cereales está subiendo, y el culpable principal son los fabricantes de biocombustibles y aumenta el hambre y la pobreza,  los animales son modificados genéticamente, la gestación de niños a la carta, que implica según los expertos destruir vidas humana tratándose de un riesgo para la humanidad , por no hablar del aborto y sus consecuencias.

En la biblia, en el libro de Nehemías 9.15, el Señor les estaba diciendo lo que  había dado a su pueblo, “Les diste además pan del cielo para saciar su hambre y agua de la roca para apagar su sed”, y nosotros que hacemos con la comida que Dios nos da, nos saciamos y la que nos sobra la tiramos, y no nos paramos a pensar en el hambre que hay en el mundo donde muchos niños están muriendo de hambre. También el Señor nos dio reinos y naciones y las repartió en parcelas y tomamos posesión de ellas, (Nehemias 9.22), y nosotros que hacemos con esta tierra que Dios nos dio la corrupción y la falta de políticas claras en materia de otorgamiento de terrenos para edificar ilegalmente, se convierte en grandes negocios y la corrupción y el reparto de tierras, sobre todo, en épocas electorales se hace palpable en todos los pueblos. El apartarnos de Dios y nos cumplir sus mandamientos, nos ha llevado a la avaricia y esto ha hecho que se genere una crisis económica trayendo la desgracia a muchas familias en el mundo.

Pese a todo esto el Señor durante muchos años tuvo paciencia con nosotros y nos hizo advertencia por medio de su espíritu y de sus profetas, pero nosotros no hicimos caso, y por eso nos entrego al dominio de las naciones, (Nehemías 9.30). Pero el Señor una vez más  tuvo compasión de su pueblo y a través de sus ojos misericordiosos sintió una tierna preocupación por todas nuestras necesidades.

¿Pero nosotros como pueblo de Dios que tenemos que hacer?

Y si mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y deja su mala conducta, yo lo escuchare desde el cielo, perdonare sus pecados y devolveré la prosperidad a su país, (2 Crónicas 7.14). Nuestros políticos, banqueros, ejecutivos están muy ocupados en sus quehaceres y son muy orgullosos para reconocer sus errores y confiar en Dios, pero nosotros si hacemos la voluntad del Señor confiamos en su palabra y oramos,  el Señor no nos va a abandonar.

Jesús  estaba navegando  cuando vio una gran multitud y dice la biblia que sintió compasión de ellos porque estaban como ovejas sin pastor, y no solo les enseño sino que les dio de comer

Jesús llega a esta turbulenta situación con un mensaje revolucionario del reino de Dios, este mensaje no es otro que el del simple ejercicio de la fe con arrepentimiento y llamada a una obediencia en amor a Dios y un servicio de amor a todo hombre y mujer.  Por lo tanto la compasión, el amor en acción, y la preocupación por los demás de la que Jesús mismo es el modelo a seguir, tienen que ser nuestro comportamiento con este mundo.

 Tan inmenso es su amor por los que les honra, como inmenso es el cielo sobre la tierra,

 (Salmo 103.11).

 

 

 

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