Intentaba una misión casi imposible: buscar un aparcamiento
para descargar el furgón con los alimentos que nos donan para su reparto.
Después de muchas vueltas sin resultado decidí pedir permiso a una empresa por
si no tenían inconveniente en poder usar su zona de carga y descarga. La
respuesta fue afirmativa, pero la reacción de su compañera me dejo estupefacto.
Su comentario fue: “estos evangélicos cuando quieren son muy amables”. Esto me
surgió una pregunta. Es verdad de que
los cristianos solo son amables con las personas porque quieren algo de ellos.
La verdad es que no puedo saber qué es lo que motiva a cualquier cristiano a
ser amable. Después de todo, no tengo acceso a sus pensamientos. Sin embargo,
si puedo saber lo que yo estoy pensando y también decidir si es apropiado ser
amable únicamente por motivos egoístas.
Normalmente, soy amable con la gente. Me gusta la gente. Me
gusta todo tipo de personas, incluso las que no comparten mis convicciones.
Trato bien hasta esas personas que a la hora de la comida te llaman para
ofrecerte una mejor tarifa para el móvil, y que tanto nos molesta No estoy
tratando de presumir, pero honestamente disfruto hablar con la gente sin
importar sus convicciones, esas personas que se acercan en la calle y trata de
persuadirme para que me haga mormón, o testigo de Jehová o cualquier tipo de
otras ideologías. Incluso cuando no termino compartiendo mis convicciones sobre
el evangelio, encuentro placer en la compañía de la gente. Para mí, entonces,
puedo decir que no soy amable con las personas solo por mi bien o por egoísmo,
o por querer predicarles el evangelio, simplemente soy amable porque me gusta
la gente.
Hay dos razones por la que estoy motivado para ser amable
con las personas. Primero porque las Escrituras nos identifican como
embajadores de Jesucristo (2 Corintios 5.20). Mi “trabajo”, por lo tanto, no es
ser amable por egoísmo y por un fin sino porque soy un fiel representante de
quien yo represento: Cristo.
En cuanto a la segunda pregunta, diría que hay tres razones
por las que está mal que los cristianos sean amables con las personas solo por
puro egoísmo. Primero, se nos ordena ser amables. En 1 Pedro 3.15 nos invitan a
dar a la gente una defensa de nuestra fe, pero con mansedumbre y reverencia.
Pero se nos ordena hacer más: amar incluso a nuestros enemigos (Mateo 5.44). Si
se nos ordena amar a nuestros enemigos, ciertamente se espera que seamos
amables con aquellos que no son nuestros enemigos, las personas con las que
interactuamos todos los días.
Habiendo dicho eso, ¿ayuda ser amable con las personas
cuando hablamos, compartimos con ellos? Por supuesto. En igualdad de
condiciones, las personas serán más receptivas a su mensaje cuando esté acompañado
de amabilidad en lugar de grosería. Si eres grosero, condescendiente y un mal
educado, eso socavará tus esfuerzos como embajador. Creo que la mayoría de los
cristianos lo saben, y en parte es por eso que son amables. Incluso si una
persona rechaza enérgicamente el evangelio, debemos seguir tratándola con
amabilidad.
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