Últimamente oigo algunas quejas de hermanos que se quejan de
que cuando se dirigen a las personas son contestados con palabras
irrespetuosas, esto no quiere decir que nosotros no debamos mostrar respeto por esas personas que nos menosprecian. Tenemos que entender que no todas las personas que abordamos
quieren oír hablar de Dios. La Biblia nos dice que algunas personas se ofenderán
ante el Evangelio (Lucas 12.51-53) Durante una conversación con un vecino este
me hablo de lo irrespetuosos que son los cristianos cuando evangelizan. Me
explicaba este hombre que el cristiano siempre quiere tener la razón y que si
alguien está equivocado es siempre la otra persona. La Iglesia tiene un gran desafío de
evangelizar en este momento de grandes acontecimientos, sin embargo, para
afrontarlo con garantías, es preciso hacerlo con cierta garantía, y nuestra
acción evangelizadora será eficaz solo cuando reproducimos en el mundo el ser
de Cristo. Él mismo subraya esta identidad: “Quien a vosotros os escucha, a mí
me escucha” Lucas 10.16.
Entonces debemos pararnos y reflexionar nuestro comportamiento en este ministerio y tener en cuenta tres cosas en nuestro quehacer.
En primer lugar, prácticamente todos los que participan en
la conversación sobre creencias religiosas piensan que tienen razón y que la
otra persona está equivocada. Claro, el cristiano piensa que tiene razón, pero
también lo piensan todos los demás. Si el cristiano está hablando con un ateo,
entonces el ateo piensa que tiene razón y el cristiano está equivocado acerca
de la existencia de Dios. Si el cristiano está hablando con un musulmán, entonces
el musulmán piensa que su narración es precisa y que el cristiano está
equivocado al restringir a Jesús a su religión y no permitir que el musulmán se apropie de Jesús como un profeta, pero nunca con Dios. Por lo tanto, si se considera que
los cristianos son irrespetuosos por suponer que tienen razón y que otros están
equivocados, entonces todos los demás en la conversación también son
irrespetuosos.
En segundo lugar, las Escrituras ordenan a los creyentes que
evangelicemos. Es parte de nuestra identidad como embajadores de Cristo cumplir
la misión de proclamar el mensaje de reconciliación al mundo (2 Corintios 5.18–20).
Pero eso no quiere decir que lo tengamos que hacer a cualquier precio, el evangelismo no puede ser irrespetuoso, el apóstol Pedro resume
la enseñanza bíblica sobre el respeto en su primera epístola: "Honrad a
todos” (1 Pedro 2.17). Para respetar a todo el mundo, los creyentes deben ser
conscientes de que Dios ha creado a todas las personas a su imagen,
independientemente de que crean o no en Cristo. Debemos mostrarles el debido
respeto y honor porque sus almas tienen más valor que todas las riquezas del
mundo.
Tercero, es posible ser irrespetuoso cuando evangelizas,
pero el problema está en la manera en que evangelizas, no en el acto de
evangelizar en sí. No hay duda de que los cristianos han sido irrespetuosos
cuando han compartido sus convicciones con otros (sé que a veces lo he hecho).
Es fácil parecer condescendiente o grosero. Por eso es importante recordar que
somos embajadores de Cristo y que representamos a Jesús en todo lo que decimos
y hacemos. Por lo tanto, debemos esforzarnos por ser pacientes, amables y
amorosos cada vez que les hablemos a otros acerca del evangelio.
El evangelismo, entonces, no es intrínsecamente
irrespetuoso. Lo que más importa es la manera en que evangelizas. De hecho, eso
es lo que más importa en cualquier conversación donde las personas tienen
diferentes puntos de vista. Si hablas con cuidado y amabilidad, creo que la
mayoría de los desacuerdos pueden caracterizarse como civilizados. Entonces, no
llevemos una manera irrespetuosa a nuestro evangelismo y al menos evitemos esta
parte de la objeción al evangelismo.
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