El significado de la palabra “Chisme según la Biblia [1] es
un "Comentario o noticia, NO verificada, que circula entre la gente, generalmente
de carácter negativo" El chisme no es solo un pecado de la boca, sino
también un pecado de los oídos. Se necesitan dos personas: una que hable y una
que escuche. Leer o escuchar un chisme no es distinto de contar o difundir uno,
sino que es sencillamente el lado opuesto del mismo pecado. Es una moneda ya
sea cara o cruz, es un dado ya sea seis o uno y es chisme ya sea que se hable o
escuche. Es tan pecaminoso escucharlo sin protestar como contarlo sin reparo.
El problema, desde luego, es que no siempre sabemos que se
trata de un chisme hasta que estamos involucrados en uno hasta el cuello.
Luego, cuando empezamos a reconocer ese sentimiento de intranquilidad, a menudo
es realmente incómodo interrumpir y preguntar: “¿Esto es chisme?”, o
“¿Realmente necesito saber esto?” o “¿Te dio permiso para contármelo?” De este
modo, nos permitimos ser parte de este pecado, saber lo que no deberíamos saber
y, en silencio, permitimos lo que deberíamos rechazar categóricamente.
No debemos chismear, desde luego. No debemos encender un
fuego que pronto estará fuera de control (Santiago 3.6-8). Debemos negarnos a
ser incendiarios cuyo crimen no es quemar edificios o bosques, sino desmoronar
personas o iglesias. “¡Qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!“
Pero también debemos
prepararnos para apagar la leña ardiente y responderles a quienes nos usan como
combustible para su incendio. Para esto, se requiere una preparación cuidadosa.
Debemos estar
preparados para identificar las señales de incendio y tomar medidas inmediatas
contra este. La única forma de hacerlo es interrumpir y hacer preguntas. “Antes
de que sigas…” o “Permíteme hacerte una pregunta rápida…” Esas preguntas pueden
ser incómodas, pero nos guardan de avivar el fuego de un gran incendio. Pueden
ser incómodas, pero Jesús nunca prometió que la santidad vendría sin
incomodidad. Es mejor pasar vergüenza que pecar.
Y mucho antes de que se vea la primera brizna de humo,
debemos apagar la leña para que no se produzca un incendio en una primera
instancia. El terreno seco arde con facilidad; los corazones no santos se
inclinan con facilidad al chisme. Por un lado, necesitamos admitir que nuestros
corazones son madera seca que quieren desesperadamente ser encendidos, y
necesitamos alejarnos del chisme hasta que estemos satisfechos con no querer
siquiera oírlo. Pero, por otro lado, nuestros corazones santificados están
destinados a ser los contrafuegos que evitan que las llamas se propaguen.
Un corazón santo es terreno inhóspito para que el pecado se
extienda.
A menudo quisiera volver atrás cada palabra injusta, de poca
ayuda o innecesaria que dije sobre otros, y quisiera no haber oído muchas de
las cosas que escuché sobre otros. Pero el camino de la vida y el camino hacia
la santidad son solo de ida, por lo que me arrepiento y tomo la decisión por la
gracia de Dios de edificar y no destruir, guardar mi boca y mis oídos por
igual, y considerar el chisme como algo innombrable e impensable.
[1].- Proverbios 16.28
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