Sin embargo, hay ciertas clases de información que podemos recibir que lo cambia todo. Si una persona entra corriendo a tu iglesia gritando "fuego" "fuego", tendrá que hacer algo al respecto. No puedes ni debes ignorarlo. Cierta información es tan urgente que necesita actuar de inmediato.
Al comienzo de 2 Reyes 8 vemos al rey de Israel,
probablemente el rey Joram, hablando con Giezi, el siervo de Eliseo. Giezi le
está contando al rey acerca de los milagros que Dios hizo a través de Eliseo,
en particular, la resurrección de un niño de entre los muertos. Esto
probablemente le pareció fantasioso al rey, pero la mujer y su hijo entraron en
la habitación mientras Giezi estaba hablando. ¡Aquí estaba la prueba viviente
de un Dios que podía resucitar a los muertos! El rey ayudó a la mujer con su
pedido, pero la historia nos dice que el rey Joram se mantuvo apartado del
verdadero Dios y no llegó a la fe. Estaba interesado en la información, pero esa
información no le cambió su vida.
Cuantas personas van cada domingo a la iglesia, asisten a las
reuniones de oración y a los estudios Bíblicos, en base a esto estas personas adquieren
mucha información. Sin embargo, su comportamiento no testifica de un cambio en
su vida.
Cuando Dios cambió mi corazón y pude ver lo maravilloso que era
realmente Jesús, todo cambió. Mi deseo y anhelo era servir a Jesús y conocer
más información acerca de Él. Una vez que supe que toda esa información sobre
el Dios que me amó y me salvó era real y mucho más importante que cualquier
otra cosa, tuve que actuar en consecuencia.
Si dices que crees en un Dios que resucita a los muertos,
pero no cambia tu vida, realmente no estas creyendo en absoluto. La entrada al
cielo no se basa en una prueba de conocimiento sobre la Biblia, sino en confiar
en Jesús como su Señor y Salvador.
Cada domingo escuchamos el correspondiente sermón, y no
podemos limitarnos a escuchar y marcharnos con un poco más de información.
Escuchar al Dios verdadero acerca de su mundo y cómo es Él y lo que Él quiere
para nosotros es importante, pero necesitamos hacer algo con todo eso. Hagámonos,
esta pregunta: ¿Qué vamos a hacer con lo que escuchamos en el sermón del
domingo?
Nos vamos a proponer ser hacedores, no solo oidores de la
Palabra. No seas como el rey Joram que escuchó y no hizo nada con tan valiosa
información. Seamos de los que escuchan y llevan a cabo esas buenas noticias.
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