Hace un tiempo un funcionario del centro de internamientos
de extranjeros me decía que las personas no pueden cambiar, refiriéndose a los chicos que se encuentran
retenidos en dicho centro. Le pude testificar de que para Dios si es posible el
cambio en las personas, y que mi vida era un ejemplo de ello, y que además si
hacemos un análisis detenido de las escrituras vemos que hay ejemplos de
personas que fueron cambiados en una forma radical de tal manera que la entidad
de estos hombres fue transformada para siempre. Les invito a conocer a los
hermanos Boanerges. (Marcos 3.13-17).
Jesús al seleccionar a los doce apóstoles no solo cambio el
nombre de Simón por el de Pedro sino que a Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo
les puso un apellido muy particular el cual es Boanerges. Los sobrenombres en
la Biblia era una unidad de lenguaje por la cual una persona era conocida, era
la fama y la reputación que los caracterizaba. Jesús llamo a Juan y Jacobo como
Boanerges, esta palabra pertenece al idioma arameo la cual denota un celo fiero
y destructivo que está asociado a una tormenta eléctrica, Marcos nos dice que
esta palabra significa hijos del trueno.
La pregunta es ¿Por qué Jesús les dio este apelativo tan
especial a estos hermanos? Para ello tenemos que hacer una revisión cuidadosa
de las Sagradas Escrituras para saber cómo se comportaban estos hermanos para que Jesús les diera esta distinción.
Eran autoritarios, Marcos 9.38-40: Juan tenía una
personalidad muy intensa y cuando vio a un hombre que no era del grupo y sacaba
demonios en el nombre de Jesús, algo que solo los discípulos fueron
comisionados para llevar acabo, inmediatamente fue Juan a este hombre y le
prohibió que continuara llevando a cabo este milagro. Juan actuó y solo después
de hacerlo se lo comento a Jesús, quien le dijo que no debería habérselo
prohibido. Juan aquí nos demuestra su celo por lo que era su labor y lo
autoritario que podía ser.
Eran orgullosos, Marcos 10.35-41: Ahora estos dos hermanos,
Jacobo y Juan, le piden a Jesús lugares de privilegio en la vida eterna.
Querían estar al lado de Jesús en el cielo y cuando se les cuestiono sí podrían
enfrentar algo similar a lo que Jesús viviría, ellos sin entender ni saber lo
que Jesús iba a enfrentar sin dudarlo afirmaron que eran capaces.
Eran intolerantes, Lucas 9.51-56: Cuando Jesús se dirigía a
Jerusalén los discípulos que estaban arreglando los preparativos de este viaje
no fueron recibidos en una aldea samaritana, lo que provoco tal molestia en
Juan y Jacobo que sin pensarlo Juan pidieron permiso a Jesús para que ellos
hicieran caer fuego del cielo y la aldea fuera consumida.
Estos tres eventos donde vemos a Jacobo y Juan siendo
autoritarios, orgullosos, intolerantes y rápidos a juzgar, nos dejan en claro
la razón por la cual Jesús los nombro como hijos del trueno, esto nos muestra
que Jesús los conocía mejor que nadie incluso antes de que estos eventos
sucedieran y viera estas reacciones de ellos. El apodo que Jesús les dio
representa la actitud fanática y crítica que estos hermanos tenían hacia su
prójimo, así como el ser demasiado ambiciosos. Estas actitudes simplemente los
descalificaban para ser unos dignos discípulos de Jesús.
Sin embargo Jesús muestra paciencia con Jacobo y Juan porque
sabía que un día no muy lejano habría un cambio radical en ellos. Algo los marco de tal manera que terminaron
dejando esas actitudes que les había ganado este apelativo.
La semana que viene veremos cómo estos hermanos fueron
transformados en verdaderos discípulos.
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