(Juan 13.23).- “Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús” Ahora es en el Evangelio que el mismo Juan escribió en donde podemos ver claramente que el hijo del trueno sufrió una transformación. Juan a partir de la ultima cena donde ve a Jesús lavar los pies de todos los discípulos antes de celebrar la fiesta de la Pascua y la crucifixión de su maestro empieza a identificarse no por nombre sino por la siguiente frase: "el discípulo a quien Jesús amaba", la cual la usa en 5 ocasiones diferentes (Juan 13.23, 19.26, 20.2, 21.7,20). Esta frase no indica que Juan era el discípulo preferido de Jesús, al contrario al hacer una observación detenida podemos notar que Juan dejo de ser importante para el mismo incluso nunca se menciona por nombre en su Evangelio solo lo hace mencionando esta frase ya que solo se podía identificar como alguien que era objeto del amor de Jesús.
Este discípulo estaba asombrado de ser el receptor de tan sublime amor a pesar de no merecerlo y en humildad quería gritar y dar a conocer a todo el mundo que Jesús efectivamente lo amaba, por lo tanto lo escribió con su puño y letra dejándolo plasmado para la posteridad al ser registrado en su Evangelio. A Juan no le cabía la menor duda que el amor de Jesús era vertido en su persona.
La razón de la transformación. Podemos identificar en las Escrituras dos elementos que llevaron a Juan a esta transformación tan radical.
1.-) TESTIGO PRESENCIAL: En el Evangelio de Juan leemos que
Juan fue testigo presencial del injusto juicio que recibió Jesús y de su
actitud ante las autoridades (Juan 18:15), vio a su Maestro morir en una cruz
(Juan 19:30), vio la tumba vacía (Juan 20:8), vio a Jesús vivo más de una vez
(Juan 20:19, 21:14). Este discípulo impulsivo fue testigo del evento más
extraordinario que jamás ha ocurrido en la historia de la humanidad y al creer
este hombre mostró un cambio radical en su persona. En su primera carta Juan
nos reafirma que fue testigo presencial de todos los eventos que él narra en su
Evangelio sobre Jesús que afirman que es el Mesías prometido, el hijo de Dios y
esto lo lleno de gozo
2.-) TRANSFORMACIÓN ESPIRITUAL: Al leer las cartas que
tiempo después escribió Juan podemos ver unos escritos lleno de amor en lugar
de juicio y de exclusión. Este hombre se conectó a la fuente del amor verdadero
y jamás volvió a ser el de antes. Y en estas cartas podemos identificar 10
razones para este cambio tan radical.
1.-Porque sus pecados fueron perdonados. (1 Juan 1.9) 2.-
Porque paso de tinieblas a luz espiritual. (1 Juan 2.8) 3.-Porque conocía a
Jesús y a Dios. (1 Juan 2.13) 4.-Porque ahora tenía victoria sobre satanás. (1
Juan 2.13) 5.- Porque tenía vida eterna. (1 Juan 2.25) 6.- Porque tenía el
Espíritu Santo. (1 Juan 2.20) 7.- Porque conocía la verdad. (1 Juan 2.21) 8.- Porque
sabía que pertenecía a la familia de Dios. (1 Juan 3.1) 9.-Porque tenía la seguridad
de que vería a Dios. (1Juan 3.2) 10.- Porque la muerte ya no tiene poder sobre
él. (1 Juan 3.14)
Más que suficientes razones para que el hijo del trueno
dejara de serlo y ahora solo pudiera verse como el discípulo que era amado por
Cristo. El yo de Juan murió, el hijo del trueno dejo de existir y ahora solo
era un hombre a quien Jesús lo amaba, en un momento especifico de su vida
Cristo tomo el lugar de privilegio y de honor en él de la misma forma como
Pablo lo afirma: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20).
La historia de Juan nos revela que este hombre a pesar de
ser discípulo de Jesús no había creído en él como el hijo de Dios en un
principio, solo cuando vio su actitud humilde y amorosa al lavarle los pies y
se acercó la hora del arresto y crucifixión de Jesús fue que su corazón duro
dejo de serlo y como consecuencia cambio sus ideas por la verdad de Dios y este
hombre fue transformado. Jacobo, el otro hijo del trueno, también fue
transformado de tal forma que con su propia vida demostró que ahora creía en
Jesús como el Mesías al ser el primer discípulo que sello su testimonio con
sangre: “En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia
para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan.” (Hechos 12:1-2).
¿Usted ha sido transformado de esta misma manera por Dios?
Muchas personas pelean con su ego que les impide ver lo increíble que es el
amor de Dios y les es imposible crecer y madurar espiritualmente. Esta
transformación de Juan y Jacobo nos llama a dejar a un lado el celo religioso
que nos ciega al amor que Dios nos da y le invito a identificarse como un
humilde receptor de este amor que le va a llevar a someterse en obediencia y le
va a permitir servirle en una forma eficiente para la honra y gloria de Dios.
Ya es tiempo de que cada uno de nosotros dejemos que Dios nos haga crecer y
madurar espiritualmente. Le invito a que seamos la sal y la luz en nuestras
casas, en nuestros trabajos y demos un testimonio poderoso de lo que Cristo ha
hecho en nuestras vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario