Hoy sábado aquí en España se celebra el día de los padres.
Así que con ese espíritu lo primero es honrar a todos los padres del mundo.
Después de todo, el quinto mandamiento dice que honres a tu padre y a tu madre,
¡ambos están incluidos! Entonces, papás, os mandamos un saludo y reconocemos
todo lo que hacen por sus familias. “Gracias por amar a sus esposas y a sus
hijos, por la responsabilidad espiritual que brindan en el hogar, por el
ejemplo que dan en el hogar, en la iglesia y en su comunidad.
Pero también por el conocimiento y la sabiduría que
transmiten a la próxima generación, por proporcionar ingresos para las
necesidades básicas de la familia, por trabajar arduamente en el hogar para
mantenerlo en buen estado y por estar ahí para su familia”. Todos estos son
aspectos importantes de la paternidad. Ninguno de nosotros lo hace todo a la
perfección, pero gracias por todo lo que hacen por sus familias.
Pablo dirigiéndose a la iglesia de los tesalonicenses describe
las cualidades de un padre piadoso: “Vosotros sois testigos, y Dios también, de
cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los
creyentes; así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos,
exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, y os encargábamos que
anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria” (1
Tesalonicenses 2.10-12)
Pablo comparte esta descripción a modo de analogía. Él está
compartiendo cómo él y sus amigos ministraron a los tesalonicenses, y dice que
“Hemos tratado con cada uno de ustedes como un padre trata con sus propios
hijos, animándolos, consolándolos e instándolos a vivir vidas dignas de Dios,
quien los llama a su reino y gloria.” Y aquí encontramos en la Palabra de Dios
una descripción concisa, un plan divino, de lo que trata la paternidad. Una vez
más, no es toda la historia, pero Dios nos da aquí tres cualidades esenciales
que todo padre debe emular. Un padre piadoso es aquel que alienta, consuela e
insta a sus hijos a vivir vidas dignas de Dios. Naturalmente, también tenemos otras
responsabilidades, y hay otros versículos en las Escrituras que las abordan.
Si tuviera que resumir estas tres cualidades en una sola
palabra, elegiría la palabra “motivación”. Entonces, ¿qué hace a un gran padre?
¿Cómo motiva un papá a sus hijos? No puedo pensar en una mejor descripción que
la que encontramos en el texto arriba indicado: animándolos, consolándolos e
instándolos a vivir una vida digna de Dios.
Pensemos por un minuto. ¿Qué pasaría si todos los niños
nacidos en nuestro mundo tuvieran un padre que los alentara: con sus palabras,
amándolos y afirmándolos; con su presencia, involucrándose en sus vidas y
actividades; con su apoyo, aprendiendo sus intereses y ayudándolos? ¿Qué
pasaría si cada niño tuviera un padre que lo consolara: escuchándolo, escuchándolo
de verdad; empatizando e identificándose con ellos; mediante el contacto
físico, abrazándolos, mostrándoles afecto y preocupación genuinos? ¿Qué pasaría
si cada niño tuviera un padre que los instara a vivir una vida digna de Dios:
instruyéndolos en la palabra de Dios, disciplinándolos con firmeza pero con
amor cuando se desvían del camino de Dios, dando el ejemplo de un hombre
piadoso que ama al Señor? con todo su corazón?
¿Cómo sería nuestro mundo con hombres así? Papás, tienen el
poder en su mano para marcar la diferencia. Por la fuerza de Dios y la gracia
de Dios, podemos llegar a ser esos hombres.
Gracias Pr. Estaban, por esta hermosa reflexión.
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