Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido
antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero
porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
[1] Esto es una profecía que es absolutamente precisa. Jesús dijo eso, y eso es
exactamente lo que ha sucedido. Quizás usted nunca pensó en eso como una
profecía, pero eso es lo que es, y una muy precisa. Nos dice lo que iba a
venir, y eso es lo que la historia ha registrado. La noche de jueves, la última
noche que nuestro Señor pasó con sus discípulos celebrando la pascua, esa fue
una noche como ninguna otra. Comenzó con una expresión de amor de los unos por
los otros, fue un tiempo increíblemente maravilloso que nuestro Señor había
pasado con sus discípulos. Pero ahora, de pronto, en un cambio dramático,
cambia de amor a odio, y les dice que no se sorprendan porque el mundo les va a
aborrecer, hostilidad que todavía se lleva a cabo, inclusive en la actualidad.
Todo cristiano ha pasado por momentos en los que hemos sido
odiados, en los que hemos enfrentado el desprecio, los puños o las espadas de
los que se oponen a Dios. Nosotros, los que ponemos nuestra fe en Jesús,
aceptamos llevar la cruz de Jesús. Esa cruz viene con inevitable sufrimiento y
vergüenza. Nosotros, los que seguimos a un Jesús odiado, no podemos
sorprendernos cuando experimentemos sufrimiento, cuando soportemos vergüenza.
¿Pero por qué? ¿Por qué nos odian? ¿Por qué no debería
sorprendernos que el mundo se vuelva contra nosotros? ¿Por qué Caín odiaba a
Abel? Juan en su primera Epístola habla de estos dos hermanos y pregunta por
qué uno asesinó al otro. [2] Caín asesinó a Abel "porque sus propias obras
eran malas y las de su hermano justas". La bondad de Abel expuso la maldad
de Caín. La justicia de Abel convenció a Caín de su injusticia. El amor de Abel
por Dios declaró en silencio el desprecio de Caín. Caín respondió con la máxima
manifestación de odio: asesinó a su propio hermano. Tu bondad desenmascara la
maldad de los incrédulos que te rodean. Tu luz ilumina su oscuridad.
Todos que amamos a Cristo, debemos esperar ser odiado hoy
por la misma razón. Tu bondad desenmascara la maldad de los incrédulos que te
rodean. Tu luz ilumina su oscuridad. Tu verdad expone su error. Tu vida los
juzga, los convence de su culpabilidad, les muestra quiénes Dios espera que
sean. Y todo esto es cierto a pesar de que estamos muy lejos de ser perfecto.
Ninguno que no conozca a Dios puede articular esto. El mismo
pecado que expone tu santidad es el pecado que les impide verlo o reconocerlo.
Pero la Biblia declara que es así.
Amigo mío, cuanto más amemos y honremos a Dios, más expones
la maldad de los que no lo hacen. Cuanto más expongas la maldad de aquellos que
deshonran a Dios, más te odiarán. Te odiarán por a quién amas, por a quién te
pareces. Odiaron a Jesús y odiarán a los que son como Jesús.
[1] Juan 15.18-19
[2] 1 Luan 3.12-13
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