Hace unos días en plena rueda de prensa y ante multitud de
periodista y televidentes, Cristiano Ronaldo tuvo un gesto despectivo con
Coca-Cola, uno de los principales patrocinadores de la Eurocopa-2021 de futbol.
El luso apartó dos botellas de la famosa marca de refrescos y animó a la gente
a beber más agua. Una polémica escena que tuvo todavía más repercusión tras las
pérdidas millonarias de Coca-Cola al cabo de pocos días. El poder de influencia
del luso es incuestionable, y cosas como esta le ha servido para estar
posicionado como el mayor “influencer” del planeta.
Los influencers son personas que intentar “influenciar” a
miles de personas en torno a una idea, a una marca, a un propósito, o a un
estilo de vida a todos sus seguidores. Aunque el dicho diga que una imagen vale
más que mil palabras para los influencers es mucho más importante una palabra,
le basta solamente decir o insinuar que esa marca es la mejor o lo peor como el
caso de Cristiano Ronaldo y, en consecuencia, miles de personas en especial
jóvenes y adolescentes convertirán esa marca en la mejor, o como Cristiano haga
perder a la marca unos cuantos millones.
Mi necesidad más grande siempre ha sido el ser una buena
influencia para mi esposa para mi hija, para mi familia, para mis hermanos en
la fe, para mis vecinos. No es suficiente para mí decir soy cristiano, o leer
las Escrituras u orar. Es de suma importancia vivir mi vida para Dios, para que
puedan ver, que lo que leo y oro es real en mi vida. Por ejemplo, que me vean
reaccionar con paz ante lo que podría ser una situación muy estresante, o
paciencia, en lugar de la impaciencia, alegría en lugar de envidia, etc. Esa
vida que ven en mí es mi influencia para ellos de mi conexión con Dios, ese
vivir día a día derrochando amor es la mejor influencia que podemos trasmitir a
nuestros seres queridos.
Pero si tuviéramos que hablar de algún hombre que
verdaderamente haya influenciado en gran manera a millones y millones de
personas no tendríamos lugar a duda de que ese personaje fue Jesucristo. Nadie
ha influenciado al mundo de la manera que Jesús lo ha hecho. Nadie.
Cuando Jesucristo terminó su ministerio terrenal (33 d.C.),
sus seguidores eran unas 120 personas (Hechos 1.15). Hoy después de dos mil
años, sus seguidores sobrepasan con creces los mil millones que afirman ser
cristianos. No cabe duda de que tanto su vida como sus enseñanzas han dejado
una profunda impresión en la humanidad.
En la historia no existe nadie que haya inspirado tantos
cambios positivos en la vida de sus seguidores. No hay nadie que haya tenido
una experiencia con Cristo, que no haya sido impactado y transformado. Todo
aquel que ha tenido un encuentro personal con él, su vida y su existencia ha
sido alterado positivamente para siempre. Es más, cuando se llega a
experimentar el amor de Dios en el corazón, se llega a consagrar totalmente la
vida al servicio de Él y su evangelio.
El mensaje de Jesús sigue hoy influyendo, cambiando vidas.
Su voz sigue resonando con poder, aun en los lugares más hostiles de este
mundo. Su mensaje sigue dando aliento al cansado, fuerza al débil, y siendo un
bálsamo para los dolores más profundos del alma. (Mateo 11.28-30),
Hablar de Jesús no pasa de moda. Lo más hermoso es que,
después de miles de años, Jesucristo sigue influyendo a este mundo perdido con
un mensaje transformador que confronta nuestras vidas y nuestra manera de ver
el mundo. Gracias Señor por haberme influenciado de tal manera que hoy puedo
decir: Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios
5.17).
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