04 junio 2021

Hablen con los nuevos, por favor

Este último sábado asistí a un evento sobre Refugiados e Inmigración. Normalmente no hay evento aquí en Madrid donde siempre que asisto no conozca a algún hermano de otra iglesia, pero a ser este un evento diferente en cuanto a los participantes, ya que casi todos pertenecían a ONG’s seculares y por lo tanto no conocía a nadie. Cerca de 100 personas estaban allí, y yo sin conocer a nadie.


Puedes que pienses que el problema no es tan grave, simplemente me tendría que incorporar a cualquier de los numerosos grupos que se habían formado y problema resuelto. Pero no ocurrió así. Supongo que esperaba que alguien me reconociera como nuevo y se presentara. Pero nadie lo hizo.

No me considero tímido, pero no soy lo suficientemente extrovertido como para tener el coraje de acercarme a un grupo de personas que no conozco y entablar una conversación. Miré a mí alrededor en busca de alguien que también estuviera sola, pero no fue posible, así que me coloqué en un lado del salón donde luché contra el impulso de sacar mi teléfono, porque sabía que eso pondría un muro a mí alrededor.

Fue un tiempo extraño, apoyado en un pilar solo. Trabajé duro para poner una mirada agradable en mi rostro, cuando internamente me sentía incómodo y ansioso.

Junté mis manos detrás de mi espalda mientras permanecía allí durante los treinta minutos que duró el descanso. Pensé en la iglesia donde asisto y en cómo se deberían sentir esas personas que llegan nuevas y que muchas veces no las prestamos la atención que merecen.  Me dije a mí mismo que en la iglesia a la cual asistimos mi esposa y yo, íbamos a ser el tipo de persona que siempre cuidaríamos de la nuevas persona que lleguen a nuestra iglesia.  

Porque todo esto me hizo meditar y recordar que sí, ¿Siempre estuve atento a la nuevas personas? ¿O hubo muchas ocasiones en las que estaba tan envuelto en mis cosas en mis amistades que podría haber pasado por alto al hombre o mujer que estaba sola?

Estoy seguro de que hubo momentos en que si lo hice.

Así que, rechacé la autocompasión y me dije que iba a recordar cómo me sentía en ese momento, y que bajo ninguna circunstancia iba a consentir que nadie que llegue a algún evento donde yo me encuentre se sienta como yo me sentí ese sábado, entonces, de ahora en adelante, haré un esfuerzo más consciente para buscar a la nueva persona, la persona sola y acompañarla

¿Me acompañaras?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

ÚLTIMA ENTRADA PUBLICADA

El Dios de las segundas oportunidades

Hoy en día, si cometes un error, estás perdido. Un tweet incorrecto puede significar que tengas un grave problema. Un comentario irreflexivo...