Me viene a la memoria una alabanza que cantábamos con
frecuencia en las reuniones matinales años atrás. Esta decía: “Yo me gozo lunes,
yo me gozo martes, yo me gozo miércoles, yo me gozo jueves, yo me gozo viernes,
sábado también.
Y al llegar el domingo sigo con mi gozo te diré porque;
porque tengo a Cristo que me da la dicha de gozarme en Él.
Pero mi pregunta es, ¿verdaderamente sentimos el gozo cada día
de nuestra vida? O solamente nos gozamos los domingos cuando asistimos a la
iglesia.
Hay algunos creyentes que se les conoce como “domingueros”
estos son aquellas personas que oran solamente los domingos cuando asisten a la
iglesia, que domina con destreza el vocablo evangélico, son asiduos compartiendo
infinidad de versículos bíblicos en las redes sociales, pero su vida cristiana
está limitada a tener una relación con el Señor solo los domingos. Existen en
todas las iglesias, sus Biblias les acompañan cada domingo, ofrendan, y cantan las alabanzas junto a los hermanos. Conocen
lo suficiente, como para no despertar sospechas entre los miembros de la
congregación.
Estas personas solo se acuerdan de Dios los domingos, pero
durante los otros seis días de la semana no actúan como verdaderos cristianos,
no oran, no leen la Biblia, no viven una vida cristiana, no se diferencian en
nada de las personas no cristianas, viven y actúan de forma similar.
El problema de estos “cristianos” es que no tienen un verdadero
compromiso con Jesús y entonces su crecimiento espiritual es muy lento o escaso,
de tal manera que cuando vienen los problemas, o dificultades a la vida de esas
personas generalmente no los pueden soportar, y abandonan.
La vida del cristiano de domingo no es una vida dada a Dios,
sino una vida conveniente a él mismo. Tristemente este tipo de “cristianos” se
engañan a sí mismos, porque todo el que ha aceptado a Dios como Señor y
Salvador de su vida debe entender que no
dependemos de nosotros mismos, sino que dependemos de Dios para todo.
Gozarse cada día de la semana no es para los cristianos
domingueros. Ellos no han pagado el precio. Gozarse cada día de la semana es
para los discípulos de Cristo incondicionales, quienes verdaderamente han
dejado sus propios deseos, de manera que pueden seguir los propósitos de Dios
en la vida. Ellos han pagado el precio (una completa rendición a Cristo y a su
voluntad), ellos están experimentando una vida plena, y pueden gozarse cada día
de la semana, orando, leyendo su palabra y sintiendo su presencia en cada
quehacer diario.
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