“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por
ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y
pocos son los que la hallan”. (Mateo 7.13-14)
El camino ancho es ciertamente más fácil, amplio, sin
limitaciones ni freno alguno; hay tolerancia para el pecado, religiosidad o
cualquier cosa que desee hacer. Este
camino no requiere ningún carácter, pero es el camino que al hombre parece derecho
y al final es camino de muerte (Proverbios 16. 25).
El camino de Dios es una senda angosta, un paso estrecho que
lleva a la vida. Aquí no hay espacio para ninguna desviación. Jesús busca y
salva a las personas que saben que están perdidas, personas dispuestas a arrepentirse y cambiar de vida.
Tengamos mucho cuidado con la elección que uno hace entre
las dos puertas y los dos caminos, porque
es una decisión para la eternidad. El camino ancho que comienza tan
fácil se hace duro justo al final, termina en el infierno. Lo que parece tan
atractivo al inicio lleva a la destrucción.
La puerta estrecha que da al camino angosto puede no parecer
muy atractiva, pero es el camino de la vida. El camino de principio difícil se
abre por completo en la gloria eterna del cielo.
Tengamos cuidado con el evangelio “light” que presenta a Cristo como un camino ancho, una solución
de salvación fácil, acompañado de falsas promesas de felicidad y bendiciones
materiales a todos nuestros problemas,
pero que no dice nada de la puerta estrecha y el camino angosto,
Esto no significa que sea difícil ser cristiano. Significa
que hay muchas maneras de vivir la vida, pero un solo camino para vivir
eternamente con Dios. Creer en Jesús es el único camino al cielo, porque solo
El murió por nuestros pecados y nos hizo justos delante de Dios. Vivir a su
manera puede no ser fácil, pero es bueno y correcto.
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