Alguien dijo que las palabras son seres vivos, porque, nacen, viven y mueren. Algunas gozan de una
larga vida, otras desaparecen antes de tiempo, bien porque otras palabras las
sustituyen, o porque desaparecen porque las usamos poco o nada.
Unas de estas palabras, quizás una de las más importantes y
crucial en la vida es la de ser agradecidos.
¿Pero que es gratitud? Se trata de demostrar respeto y de valorar lo
que los demás hacen por nosotros independientemente de cual sea su motivación
para hacerlo. Por eso:
Les debemos agradecer a nuestros padres el habernos traído a este mundo y darnos así la vida, que muchos
no lograron tener. Gracias por la
educación y los cuidados necesarios, para poder crecer y realizarnos. Por
habernos enseñado a practicar las virtudes y valores humanos y que toda
disciplina y sacrificio, tiene su recompensa. Por enseñarnos a levantarnos,
siempre que hemos caído, que no han sido pocas. Por enseñarles a convivir con
los hermanos y dentro de la familia. Por mantener una familia unida, a pesar de
las adversidades.
Tenemos que ser agradecidos con nuestros profesores (as) que nos enseñaron las primeras letras,
que nos ayudaron a entender mejor cada materia. Debemos estar muy agradecidos a
esos hombres y mujeres que despertaron nuestra curiosidad, alimentaron nuestra
mente y conmovieron nuestro corazón; hombres y mujeres que nos enseñaron a
satisfacer nuestra sed de conocimiento y entendimiento.
Sed agradecidos con los que nos enseñaron el evangelio. Con
los que nos predicaron y enseñaron el
plan de salvación, que se preocuparon por llegar hasta nosotros, que nos
invitaron a una iglesia que nos ayudaron a recibir a Jesucristo como Señor y
Salvador de nuestras vidas. Y también estamos agradecidos por los que nos
alimentan y ayudan a crecer en nuestra vida espiritual. Y por supuesto sed
agradecidos con los hermanos, de nuestra iglesia que están pendientes de
nosotros.
Pero sobre todo sed
agradecidos con Dios, Estoy muy agradecido a Dios, tengo muchos motivos para
ello, Dios cambio mi vida, de una vida desordenada en todos los sentidos me dio
una nueva vida, llena de amor, esperanza, ilusión, le doy las gracias a Dios
por mi trabajo, por mi hogar, por mi familia, por mis amigos, por cada día que me levanto, por la lluvia,
por su protección en cada actividad que hago, por cada situación que me sale
bien, o no me sale tan bien, por haberle conocido de una forma real, por poder
experimentar su amor. Cada uno de nosotros deberíamos tener presentes cada día,
cada momento y en toda circunstancia la palabra, Gracias, porque esta es la voluntad de Dios para con
vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5.18)
Para terminar quiero darte las gracias el que estés ahí, que
dediques tu tiempo a leer lo que tengo que decirte, y que compartas con otras
personas la palabra “Gracias” que aunque resultan más fácil de decir que de
poner en práctica, pero que es absolutamente necesaria para aumentar nuestra
calidad de vida y además fomenta la reciprocidad.
Que Dios te bendiga.
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