La infección por parásitos es uno de los problemas de salud
mas infravalorado en los países occidentales. Estos son responsables de
una multitud de síntomas y enfermedades, desde dolores articulares y
fatiga crónica hasta diversos trastornos del sistema defensivo y inmune. Estos parásitos, se alojan en nuestro cuerpo,
y poco a poco de van aprovechando de nuestras energías, viviendo a nuestra costa, y causándonos multitudes de
enfermedades.
Es algo parecido lo que pasa en nuestra vida espiritual, día
a día suceden cosas a nuestro alrededor, que si no cuidamos y guardamos, estos
pequeños parásitos se pueden ir alojando en nuestra vida, Infiltrándose disimuladamente, paso a paso,
mediante engaños.
Se trata de verdaderos parásitos espirituales, que no sólo
han penetrado imperceptiblemente en nuestra vida, sino que, al igual que los
parásitos de los cuales nos enseña la biología, viven aprovechándose del cuerpo
receptor y que en caso de proliferar conducen irremediablemente a la enfermedad.
Estos parásitos son generalmente odio, envidia, rencor,
culpa no perdonada, desenfreno, afanes, perversiones, adicción a las drogas y alcohol,
pornografía, te prometen placer, pero crecen y crecen como
una enfermedad, consumen tu tiempo y te roban tu corazón y lealtad a la
personas que amas.
Cuántas personas se dejan llevar por estos parásitos sin
considerar las consecuencias que en muchos casos destruyen su vida: accidentes
bajo la influencia del alcohol, violencia, infidelidad, matrimonios rotos, niños
que sufren, muchachas que no pueden terminar su carrera porque quedaron
embarazadas. Pero esto no es todo, no sólo en casos extremos sino siempre lleva
hacia la muerte, la muerte espiritual que es la separación de Dios y luego la
muerte eterna que es el infierno. El infierno es la ausencia completa de Dios.
Pero, hay un remedio para limpiar tu alma de los parásitos
del pecado, no se trata de ningún libro mágico, ni tampoco se trata de ritos ni
de poseer alguna membresía en una iglesia. No te trata de pagar un precio. Es
totalmente gratuito, aunque es más precioso que todo el oro del mundo. No lo
podemos ganar, no lo merecemos. Ningún esfuerzo moral ni religioso lo puede
ganar, viene solo por la misericordia y el amor de Dios.
El remedio que te puede limpiar de estos parásitos es ¡la
Sangre de Cristo! En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de
pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1.7)
Es por esa razón que en la Palabra de Dios uno encontrará el
perdón mencionado junto a la sangre de Jesucristo. Porque el perdón depende de
la sangre de Jesucristo. Aquí nos podemos dar cuenta de cuán valiosa es la
sangre de Cristo. Nos acercamos a Dios
siendo nadie, y llenos de parásitos, y en su gracia y por medio de su preciosa
sangre nos limpia de todo pecado. Él puede perdonarnos nuestros pecados porque Él ya pagó el castigo por nuestros pecados en la cruz del calvario, y ésa es la
única forma en que usted y yo podemos obtener el perdón por nuestros pecados.
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