Como cada año cuando se acerca la Navidad siempre surge la
misma pregunta, ¿Debemos celebrar los cristianos la Navidad? En la Biblia, no hay realmente una razón para
no celebrar la Navidad. Al mismo tiempo,
tampoco hay un mandato bíblico para celebrarla. Celebrar la Navidad o no celebrarla es una
decisión personal, sin importarnos, ni criticar la opción que otros cristianos
elijan en relación a esta celebración, nuestros puntos de vista no deben ser
usados como un arma para atacar o denigrar a aquellos con opiniones opuestas.
Hay cristianos que celebran la navidad como unas fechas
especiales, otros considera que es una fecha igual a otras. La Biblia nos
enseña que el que guarda un día especial lo hace para el Señor. El que come,
come delante del Señor, porque le da gracias, y el que se abstiene de ciertos
alimentos, lo hace delante de Dios, porque también le da gracias a Dios. [1]
Una cosa tenemos que tener clara, sea cual sea el camino que
escojamos, que cada cual esté convencido de lo que hace. Nuestras acciones
deben estar inspiradas, no en la convención, sino en la convicción. Uno no debe
hacer nada simplemente porque los otros lo hacen, ni porque está dominado por
un sistema de reglas o normas, sino porque lo hemos pensado y hemos llegado a
la conclusión de que, eso es lo que tenemos que hacer.
Que nadie pretenda hacer de su conducta la regla universal
para todos los demás. Esta ha sido, de hecho, una de los mayores problemas de
las iglesias. Los seres humanos tenemos la tendencia a considerar que nuestra
manera de hacer las cosas es la única perfecta, incluido el culto a Dios.
Haríamos bien en no olvidar que, en muchos casos, es nuestro deber tener
convicciones; pero también dejar que los demás tengan las suyas sin tomarlos
por publicanos o pecadores.
Como en todo, debemos pedir sabiduría a Dios que la otorga a
todo aquel que la busca, [2] y aceptarnos unos a otros en gracia y amor
cristianos, independientemente de nuestras opiniones sobre la Navidad.
Aquellos cristianos que sí celebremos la Navidad, tenemos
una gran oportunidad de anunciar la venida del Salvador del mundo, quien vino a
salvar a su pueblo de sus pecados [3]. Esta fiesta nos provee una maravillosa
oportunidad para compartir esta verdad.
[1].- Romanos 14.5-6
[2].- Santiago 1.5
[3].- Mateo 1.21
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