Alguien me comento «Exiges
mucho a tu hija» Y pensándolo la verdad es que si, la exijo mucho. Siguiendo
con la conversación esta persona me decía: Yo me conformo con que mis hijos
saquen el curso, aunque sea a trancas y barrancas, en ningún momento les exijo
que se compliquen la vida, ni que hagan ninguna maravilla, somos humanos y yo
no quiero amargarles la vida.
¿Somos humanos? de acuerdo, pero..., yo me pregunto, ¿por qué equiparar eso de amargarse la vida o somos humanos con tener unos ideales o unas metas más altos? ¿Por qué ante cualquier fallo enseguida lo justificamos diciendo que es que somos humanos?
No confundamos los términos, cuando nos expresamos así
simplemente es una excusa que tiene apariencia de humildad y, sin embargo, oculta
habitualmente una cómoda apuesta por la mediocridad.
Son muchos los que llenaron su juventud de grandes sueños, de grandes planes, de grandes metas que iban a conquistar, pero que en cuanto vieron que la cuesta de la vida era empinada, en cuanto descubrieron que todo lo valioso resultaba difícil de alcanzar, y que, mirando a su alrededor la inmensa mayoría de la gente estaba tranquila en su mediocridad, entonces decidieron dejarse llevar ellos también.
Son muchos los que llenaron su juventud de grandes sueños, de grandes planes, de grandes metas que iban a conquistar, pero que en cuanto vieron que la cuesta de la vida era empinada, en cuanto descubrieron que todo lo valioso resultaba difícil de alcanzar, y que, mirando a su alrededor la inmensa mayoría de la gente estaba tranquila en su mediocridad, entonces decidieron dejarse llevar ellos también.
Recordáis la historia de los 12 espías [1] En Canaán vivía gente mala. Por eso Moisés envía 12 espías y les dijo: ‘Averigüen cuánta
gente vive allí, y cuán fuertes son. Averigüen si la tierra es buena para
sembrar. Y no dejen de traer algunos de los frutos.’
Cuando los espías vuelven a Cades, le dicen a Moisés: ‘En
verdad es un buen país.’ Y para probarlo, le muestran algunas frutas. Pero
10 de los espías dicen: ‘La gente que vive allí son gigantes.
Si tratamos de quitarles el país, nos matan.’
Esta es la diferencia entre ser un luchador o conformarnos
con ser un mediocre, claro que el desear grandes metas en tu vida te va a
suponer encontrarte “gigantes” en tu caminar, gigantes que van a intentar
desanimarte, agobiarte, gigantes que te van a invitar a abandonar, pero es mejor
enfrentarte a todos estos “problemas” como hicieron Josué y Calet, que no conformarte con vivir en la
mediocridad como hicieron los otros 10 espías.
La mediocridad es una enfermedad sin dolores, sin apenas
síntomas visibles. Los mediocres parecen, ser felices, que viven tranquilos.
Suelen presumir de la sencilla filosofía con que se toman la vida, y les
resulta difícil darse cuenta de que consumen tontamente su existencia.
Dios no quiere que usted sea mediocre, El creó al hombre con todo lo necesario para que fuera excelente y le ha dejado un manual para alcanzar la excelencia.
“Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas” [2]
Dios no quiere que usted sea mediocre, El creó al hombre con todo lo necesario para que fuera excelente y le ha dejado un manual para alcanzar la excelencia.
“Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas” [2]
Hoy es el mejor día para decirle adiós a la mediocridad,
para ser valiente y caminar hacia la
excelencia.
[1].- Números 13
[2].- Josué 1.7
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