Una de las cosas que más he fallado y de la cual siempre me he arrepentido ha sido sin lugar a duda la de empezar muchas cosas y no terminar ninguna. He de reconocer que siempre he tenido muchas inquietudes en hacer y aprender nuevas cosas, pero igual que empezaba ninguna terminaba, me faltaba paciencia y perseverancia.
Reconozco que a mí personalmente una de las cosas más difíciles que siempre me ha costado más, es el ejercer la paciencia y la perseverancia, sin embargo son la clave para que todo nos salga bien. Ningún tratamiento médico, o tratamiento de belleza logrará el resultado que deseamos si no somos perseverantes. Ningún trabajo que nos asignen nos saldrá bien si no perseveramos en lograrlo con excelencia. Las personas somos todas muy diferentes y si queremos lograr unas relaciones duraderas en nuestras relaciones familiares y de amistad debemos ejercer la perseverancia en demostrarnos amor y paciencia.
A lo largo de su ministerio, el Señor Jesucristo vio cómo multitudes le seguían. Pero también observó cómo muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él. [1] Éstos eran como el grano de semilla que, sembrado en pedregales, brotó pronto pero a no tener profundidad, cuando salió el sol se secó porque apenas tenía raíces [2]
La experiencia nos muestra que una de las virtudes más difíciles de mantener es la perseverancia, especialmente en el discipulado cristiano. Muchos cristianos son capaces de auténticas proezas en un momento dado, pero carecen de la energía suficiente para perseverar. Hoy en día en muchas de nuestras iglesias la situación es lamentablemente ya que muchos, sin llegar a abandonarla la iglesia, viven una vida espiritual raquítica e infructuosa.
Los caminos que nos llevan a la rehabilitación de alguna adicción o enfermedad, o a la libertad no son instantáneos. Son procesos que llevan su tiempo y en los cuales van a ver momentos buenos y momentos malos, tiempos fáciles y tiempos difíciles, pero aquellos que logran lo que querían son los que han sabido ser perseverantes más allá de las circunstancias. Tenemos un claro ejemplo en la mujer cananea, pues no solo los discípulos le pusieran estorbo a esta mujer, sino que Jesús mismo parece ser un tanto indiferente a ella. Pero esta mujer sabía lo que quería y sabía donde conseguirlo y por eso
persevero hasta conseguir la meta.[3]
Nuestro Señor advierte a sus discípulos que se preparen para
la persecución, les advierte que no iba
a ser fácil que tendrían que evitar todas las cosas que den ventaja a sus
enemigos, toda intromisión en los afanes políticos o mundanos, toda apariencia
de mal o egoísmo. Cristo predice dificultades les dice que deben sufrir y de
quiénes, pero termina con unas palabras muy especiales, nos dice que todos
aquellos que “perseveren hasta el final serán salvos” [4]
Si realmente creemos que Cristo ganó la victoria final, esto
debiera afectar la forma en que vivimos ahora. No te desaliente frente a una
aparente pérdida de resultados en todo lo que hemos venido haciendo. Mientras
tengamos oportunidad de hacer lo bueno, hagámoslo. Nuestra perseverancia tendrá
resultados eternos.
[1].- Juan 6.66
[2].- Mateo 13.5-6
[3].-Mateo 15.23-28
[4].-Mateo 10.10-22
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