26 octubre 2014

¿Es malo el dinero?

En los últimos años en España no hay un día que no surja un problema donde esté relacionado el “dinero”. Seguro que me dejo alguno pero lances como el caso Gürtel (Madrid y Valencia), caso Palma Arena y Nóos  (Baleares),  operación Malaya en Marbella, el aprovechamiento de algunas entidades bancarias para quitarles a muchos ciudadanos los ahorros de toda su vida,  los casos de los Ere en Sevilla, la familia Pujol-Ferrusola y  su relación con presuntos casos de corrupción, y como culminación las conocidas como tarjetas de representación para ejecutivos y directivos de una entidad madrileña que, al parecer, podían disponer de dinero amplio y generoso para asuntos varios.


Una de las cosas que todos estos casos tienen en común, ha sido el “amor por el dinero”, que han tenido todos sus protagonistas.
Una de las definiciones de amor es: Afición apasionada que se tiene hacia una cosa. Y esa pasión  a llevado a las personas a robar, engañar, mentir y perder toda clase de valores, por poseer dinero.

No conozco a nadie que me diga que no le guste el dinero. Todos anhelamos  ganar dinero, porque nos es necesario para nuestro bienestar diario  y para proveer lo necesario para nuestra vida y nuestra casa. Pero solo lo buscamos por los medios moral y legalmente aceptados. Todas estas personas viven tranquilas, duermen muy bien, su vida se desarrolla de manera normal. En otras palabras, esta clase de persona no se afana, no se desespera, y no hace nada indebido con tal de tener mucho dinero.

Sin embargo, hay otro tipo de persona que ama el dinero de una manera tan fuerte que no puede vivir si este, y con tal de tenerlo, es capaz de todo. Nunca está satisfecho con lo que tiene, empiezan con  hacer negocios, vender, comprar,  y cuando ven que con estas prácticas no es suficiente empiezan con actitudes delictivas, y no porque lo necesiten para sobrevivir, porque aparentemente son personas con ingresos altos, sino por su amor al dinero, por el placer de poseer mas y mas,  aunque ello conlleve a delinquir. Su placer es tener mucho dinero nunca están  conforme, aun quiere más. No duerme por estar haciendo planes, y proyectos para tener más. 

Lo que les pasa a las personas, que aman al dinero, es que quiere enriquecerse a costa de quien sea y como sea, entonces cae en impulso para hacer lo malo, están atados al dinero, nunca están conformes, con lo que tienen y eso les lleva a la destrucción.
A pesar de la abrumadora evidencia en sentido contrario, la mayoría de la gente todavía cree que el dinero trae la felicidad. Gente rica que ansía ser más rica puede ser atrapada en un ciclo sin fin que sólo termina en ruina y destrucción. ¿Cómo puede usted mantenerse alejado del amor al dinero?  Hay van algunas ideas:
Tome conciencia que un día todas las riquezas desaparecerán, conténtese con lo que tiene,  cuídese con lo que esté pensando hacer para tener más dinero,  ame a su familia y a su prójimo más que al dinero,  ame la obra de Dios más que al dinero, comparta libremente con otros lo que tiene.

Hay algunos que fueron cristianos y por la codicia al dinero se desviaron del camino del Señor, y pasaron por muchos dolores, este es el caso de Judas Iscariote, este era uno de los doce discípulos. No había nada inusual acerca de Judas a excepción de su amor por el dinero. Él tenía a su cargo la bolsa del dinero, la bolsa que los discípulos tenían en común. El dinero significaba tanto para Judas que fue capaz de robar el dinero perteneciente a sus compañeros. [1]. Jesús se refirió a Judas, el hijo de Simón, como "el hijo de perdición"  Jesús declaró, "más le valdría a ese hombre no haber nacido" [2]. La historia de Judas  termina diciendo que este se ahorcó. Ciertamente, el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. [3]

Es mejor seguir el buen consejo de nuestro Señor:  No te esfuerces por hacerte rico, deja de preocuparte por eso, [4]

No te afanes en hacerte rico,   Dios no nos  dice que no lo puedas ser,  sino que no pongas el corazón en ello,  tu corazón debes ponerlo en lo que realmente tiene valor, y valor incalculable. Porque nosotros sabemos que todas las cosas vienen de nuestro Dios, y él bendice al hombre que hace su voluntad.

[1].- Juan 12.6
[2].- Mateo 26.24
[3].- 1 Timoteo 6-10
[4].- Proverbios 23.4

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