En estos últimos días del año, hay una frase que se repite
mucho: “Mis mejores deseos para este año nuevo“, “Te deseo lo mejor“, “Que el
nuevo año te traiga lo mejor”. Pero, ¿qué
cosas son las mejores? Hay muchas
repuestas, algunas mejores que otra veamos algunas muy comunes: Que triunfes en
los negocios, que tengas salud, dinero y amor, que obtengas esa casa tan
anhelada, que tengas ese trabajo tan bien reenumerado, etc.
Pero… ¿qué es lo mejor?
Para la mayoría de las personas ¨lo mejor¨ se enfoca en lo
material: El mejor negocio, el mejor trabajo, la mejor casa, el mejor coche,
etc.
En lo natural decimos que hay cosas mejores que otras, casi
no tenemos dudas al respecto: se nota cuál coche, cuál prenda de vestir, cuál casa
es mejor que otra. En lo moral, según lo que podemos ver, la mayoría de las personas están confundidas y no saben qué
es lo mejor, aunque también hay muchos
cristianos que también están, bastante
confundidos, pero no hay razón para la confusión, pues podemos saber qué
es lo mejor por la Palabra de Dios: Es mejor la fidelidad que la infidelidad, es
mejor el orden que el desorden, es mejor la sobriedad que la ebriedad, es mejor
la honestidad que la deshonestidad.
Es claro que cuando alguien te “desea lo mejor” se refiere a lo material, o
alguna vez has oído algo así como… ¨Te
deseo la más grande fidelidad para con tu esposa en este año que inicia¨, ¨Te deseo lo mejor del orden en todas las
áreas de tu vida, tu hogar, tu trabajo, tu escuela, etc.”, “Te deseo muchísima
honestidad en este año que inicia, en tu trabajo, en tus negocios, con tu
familia¨?
Seguro que si alguien te desea alguna de estas cosas hasta te
pareciera extraño y pensarías que está un poco loco, pero ¿Qué es lo mejor para
nuestra vida?
Hay una historia en la Biblia que habla de la fe de Moisés
que a la hora de elegir, rechazó los honores de ser llamado nieto del faraón.
Moisés decidió no disfrutar los placeres pasajeros del pecado; al contrario,
escogió sufrir junto al pueblo de Dios. Prefirió sufrir por Dios que tener
todos los tesoros de Egipto porque estaba esperando la recompensa de Dios. [1]
Moisés pudo tener
todo lo que un hombre pueda desear, pero renuncio a su lugar en el palacio,
porque vio el carácter fugaz de la riqueza y del prestigio. Es muy fácil ser
engañados por las ventajas temporales de la riqueza, la popularidad, el nivel
social y los logros, y no ver las ventajas eternas del reino de Dios. La fe nos
ayuda a mirar más allá del sistema de valores del mundo para ver los valores
eternos del reino de Dios.
Yo te deseo lo mejor para este nuevo año que comienza, y lo
mejor es, si no conoces a Dios, que lo conozcas y entregues tu vida a Él, y si
ya tienes una verdadera relación con El, que nada ni nadie te pueda apartar de
su presencia.
¡¡¡ FELIZ AÑO 2014!!!
[1].- Hebreos 11.23-26
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