No hay mayor satisfacción personal que las personas cercanas
a ti te puedan decir que te ven feliz. En estos últimos días ya han sido dos
personas las que han coincidido en el mismo comentario, primero fue un cliente,
su comentario ¿Por qué siempre te veo contento? ¿Se te ve feliz? El segundo fue
el peluquero ¿Qué tal estas? Fue su pregunta, a lo que conteste bien…….sí, se
te ve feliz, fue su contestación.
Por otro lado se ha hablado mucho de la tristeza del jugador del Real Madrid, Cristiano Ronaldo. Lo que muchos nos preguntamos es que motivos podrá tener este hombre para estar triste, porque “aparentemente” tiene todo lo que se puede desear para estar contento. Dinero, fama, hace lo que verdaderamente le gusta, jugar al fútbol, algo que yo personalmente no tengo.
Por otro lado se ha hablado mucho de la tristeza del jugador del Real Madrid, Cristiano Ronaldo. Lo que muchos nos preguntamos es que motivos podrá tener este hombre para estar triste, porque “aparentemente” tiene todo lo que se puede desear para estar contento. Dinero, fama, hace lo que verdaderamente le gusta, jugar al fútbol, algo que yo personalmente no tengo.
Por tanto, la felicidad no depende de las cosas en sí, sino
de la persona misma; de algo mucho más profundo que un conjunto de situaciones
más o menos placenteras.
Muchos de nosotros si tenemos motivos para estar tristes, no
tenemos empleo, los recortes nos machacan, o lo que ganamos nos no llega para
todos los gastos, si tenemos motivos
para estar tristes, pero tenemos que aprender a contentarnos con lo que
tenemos, aprender del apóstol Pablo cuando decía, “pues he aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi
situación”
En mi vida hay, como creo que en la de todos, aguijonazos de
dolor y preocupación: un familiar enfermo, el saber que mi trabajo es algo
inestable,... Por supuesto, no faltan
los contratiempos: un día el coche se avería otro te hieren las palabras de
una persona, o el trabajo se hace estresante, o no te entiendes a ti mismo.
Sin embargo, todas estas situaciones no hacen que me sienta,
en absoluto, algo menos feliz, porque mi felicidad es otra cosa.
Me siento feliz por algo que está dentro de mí, que procuro cultivar día a día: es la presencia de Dios en mi vida la que me hace feliz.
Me siento feliz por algo que está dentro de mí, que procuro cultivar día a día: es la presencia de Dios en mi vida la que me hace feliz.
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