Me ha llamado
mucha la atención unas declaraciones de un padre de familia sobre la enfermedad
de su hijo, echaba la culpa de la enfermedad a Dios, diciendo, que si Dios
estaba de vacaciones cuando su hijo nació.
Algunas veces
seguro que te han hecho preguntas como estas: Si Dios es bueno, porque permite
el sufrimiento? Si él es todopoderoso, ¿por qué no me quita todo dolor y
sufrimiento?
Cuando
alguien nos hace esta clase de preguntas no siempre obtendremos repuestas, El
sufrimiento humano permanece en la sombra, en el misterio. Lo que si ofrece
Dios es una manera de vivirlo que nos hace ser capaces de seguir confiando en
Dios.
Esto a veces
es muy difícil de aprender, no siempre vamos a encontrar razones o soluciones
al sufrimiento, hay momentos en los que
la única respuesta posible es callar ante EL.
Cuando a
nuestra vida llegue el sufrimiento, y tratemos de encontrar culpables, Dios no
nos va a responde acerca del origen, la legitimidad o el sentido del sufrimiento,
sino de la actitud que debemos adoptar el ser humano ante EL.
Recuerdo en
una conferencia del Pastor Juan José Cortes sobre el sufrimiento y la esperanza,
cuando unos de los asistentes le izo una pregunta; ¿Cómo aguanto tanta presión tras
el asesinato de su hija?, la respuesta del pastor fue…. no mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven, (2 Corintios 4.18).
Nos estaba
diciendo que el siempre confío en Dios, en lo eterno en lo que no te falla, que
todas sus cargas, aflicciones, dudas las dejo en manos de Dios, diferente
hubiera sido si hubiere confiando en las cosas que se ven, quizá me hubieran
consolado pero….temporalmente.
Hemos de
afirmar con rotundidad que la felicidad del creyente no consiste en la ausencia
de problemas. El cristiano, como todo ser humano, está sujeto a la enfermedad a
la muerte, al trato injusto en el trabajo, al sufrimiento emocional. Este baño
de realismo es fundamental para vivir nuestra fe como cristianos adultos, en
lugar de cómo niños malcriados.
Pablo nos recuerda que aunque podamos estar
al principio de un túnel oscuro, nunca estaremos al final de la esperanza.
Que estamos atribulados en
todo, mas no angustiados; en apuros,
mas no desesperados;
perseguidos, mas no desamparados; derribados,
pero no destruidos……. (2 Corintios 4.8-9)
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