Estoy orgulloso del trabajo que
desarrollo, (conductor-reparto), puede que quizás no sea el mejor trabajo del
mundo, pero si se lo importante que es. Cada mañana bien temprano cuando
algunos todavía están descansando hay un gran número de camiones repartiendo la
comida y demás enseres que usaremos ese día.
Podemos llegar a pensar que los repartidores no son tan importantes como los gerentes, o como los oficinista, pero en realidad si lo son, pues si ellos no estuviesen o no repartiesen, entonces ¿Quien lo haría?, ¿El gerente?, ¿Los oficinistas?, En ninguna manera, por lo tanto concluimos que son tan importantes como lo sería el gerente o cualquier otro empleado.
Me gusta una historia de la Biblia,
(Nehemías 7), que nos dice que Nehemías nombro dirigentes para Jerusalén,
porteros, cantores y levitas. Si nos diesen a elegir, seguro que elegiríamos o
bien cantores, pertenecer al coro es un buen ministerio y está bien visto por
la congregación, o mejor levita, pero portero, como que ese trabajo no lo
quiere nadie, simplemente porque no es el mejor, ni el más importante.
Pero si leemos esta historia podremos
ver lo importante que era el trabajo que desarrollaban los porteros, pues para
que los cantores y levitas pudiesen ejercer su servicio en alabar y servir al Señor las puertas tenían que estar bien
vigiladas y el mal mantenido a distancia. Los porteros tenían que cumplir con
su misión de vigilancia para que no entrase ningún elemento enemigo contagiosos
o criminal, estaban encargados de cerrar las puertas durante la noche y no
abrirlas hasta que calentarse el sol, es decir hasta que las tinieblas no se
hubiesen disipado. Satanás ama las tinieblas a favor de las cuales cumple su
obra destructora. De esta forma tanto los cantores como los levitas podían
cumplir con su ministerio sin temor del enemigo.
No importa el trabajo que Dios te llame
a desempeñar dentro de tu congregación, porque por muy pequeño que parezca para
Dios es muy importante, y sabes los únicos que categorizamos los trabajos somos
nosotros, pero todo trabajo por muy pequeño que sea es importante en la obra de
Dios.
Puedes pensar que no estás dando la medida
como cristiano. Pero el Señor mismo dice, “Te necesito”. No eres tan solo un
miembro importante de mi cuerpo. Eres vital y necesario para que este funcione.
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