Las páginas de la Biblia están llenas de relatos de
tragedias y tribulaciones, dificultades y pruebas. Desde José a Juan el
Bautista, estas narraciones cuentan las dificultades que afligieron a los
seguidores de Dios. Incluso Jesús, la esperanza de Israel, cuya promesa y
presencia llenan toda la Biblia, es descripto como un siervo sufriente,
hombre de dolores y familiarizado con las aflicciones (Isaías 53:3).
Una de estas historias cuenta
la salida del pueblo de Israel de Egipto. La esclavitud egipcia fue
atroz. Un faraón desalmado había reducido a Israel a una turba de esclavos
sumisos e ignorantes. Perseguidos por los carros de guerra hasta el borde mismo
del mar, fueron casi aniquilados, pero sobrevivieron, porque sabierón escoger
la mejor opción.
En esta historia hay una gran enseñanza de mucho
valor para nuestros días y para la situación que estamos viviendo. El pueblo de
Israel tenía tres opciones que podían tomar pero solo una era la que los iba a
salvar de sus enemigos.
Los Israelitas se encontraban rodeados por lo
imposible. Ante ellos de frente tenían el mar, a su lado el desierto, y tras
ellos el ejercito de Egipto. Ellos tenían solo estas tres opciones.
Quedarse donde estaban, (quejándose, lamentándose,
enfadados), pero una cosa seguro que les pasaría les costaría la muerte. Frente
a la dificultad que se nos presente podemos pensar o decir que es mejor
retroceder que seguir adelante.
Regresar a Egipto, (era volver al pasado, era
volver a la esclavitud). Otras de las cosas que se nos puede presentar cuando
viene la dificultad es quedarnos quietos, sin hacer nada pensando que es lo
mejor ni ir adelante o retroceder atrás.
O seguir adelante. Allí iban a encontrar la
salvación. Ellos tenían que seguir adelante marchar hacia delante seguir de
frente, aunque para ellos había una dificultad el mar, pero ellos tenían fe y
sabían que el Señor estaba con ellos.
Nosotros también tenemos las mismas opciones que el
pueblo de Israel, De nosotros depende que vamos a hacer en la dificultad
que se nos presente en nuestra vida si retroceder para perdición de nuestra
alma, quedarnos quietos ignorando los problemas, o seguir adelante con
dificultades, con problemas pero sin rendirse, corriendo la carrera que tenemos
por delante, puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario