Dialogar con Dios puede resultar difícil. La vida de oración necesita, para desarrollarse, una buena tierra y una serie de factores que no siempre se dan juntos. Se necesita, sobre todo, quitar obstáculos que ahogan el corazón, que impiden que Dios escuche nuestras oraciones, entonces, ¿cuáles son los obstáculos que impiden que nuestras oraciones sean contestadas?
El 1º obstáculo para que nuestras oraciones sean contestadas es no orar, las oraciones no son contestadas si no hablamos con Dios. Muchas veces tenemos proyectos, los compartimos con nuestros hermanos, pastores, familiares pero no lo pedimos en oración, Santiago escribió, pedís y no recibís, porque pedís mal. El Señor está esperando a que le pidamos todas nuestras cosas, anhelos, y proyectos en oración.
El 2º obstáculo es la falta de confianza, lo pedimos en oración pero no tenemos la confianza de que el Señor valla a cumplir nuestro deseo, nuestra manera de pensar es, se que el Señor lo puede hacer, pero me cuesta trabajo creer que lo haga por mí. En la Epístola a los Hebreos dice, acerquémonos, pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
El 3º obstáculo es el pecado, Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado, (Salmo 66.18), el pecado no confesado nos aparta de Jesús, si tenemos pecado no podemos orar teniendo la seguridad de que el Señor nos oiga, pero sin confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestras pecados y así escuchar nuestras oraciones.
Hay una vieja alabanza que dice “El poder del cristiano está en la oración, si oras ferviente con toda tu mente y tu corazón el enemigo querrá destruirte y tú fe herirte pero no podrá”.
¿Sabe cómo hacerlo? ¿Por que conformarse con migajas cuando Dios ha hecho una promesa extraordinaria?
Si algo pidieres en mi nombre, yo lo hare. (Juan 14:14)
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