Más allá de lo que hicimos y lo que queremos hacer, lo que verdaderamente cuenta es lo que hacemos, para Dios. Es importante que tomemos conciencia de que lo que hagamos por muy pequeño o insignificante que parezca es de suma importancia para Dios, El Señor quiere que seamos los ciudadanos, trabajadores, amas de casa y estudiantes que nos destaquemos de los demás por nuestras cualidades de creatividad, persistencia, tenacidad y empeño en hacer cosas para el Señor y de esta forma extender el Reino de Dios por todo el Mundo.
Recuerdas la historia del Rey David, cuando llevaban el Arca de Dios a Jerusalén , el Rey David danzaba con todas sus fuerzas, de esta manera David mostraban su júbilo por la presencia del Arca del Señor, y quizás pensemos un Rey danzando delante de su pueblo, que vergüenza, pero David sabia para quien hacia esa cosa “extravagante”.
Había una mujer pecadora que al saber que Jesús estaba en casa de un vecino, se acerco a El con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio, y quebrando el vaso, se lo derramo sobre su cabeza. Para una mujer judía acudir a una cita donde solo había hombre era una osadía, como así mismo descubrirse sus cabellos, pero como también en la historia de David, esta mujer sabía muy bien para quien hacia esta cosa “extravagante”.
Siempre hay que estar dispuestos a innovar, a trabajar para el señor, porque aunque no se aprecien los beneficios a simple vista, seguro que son importantes para la predicación del Evangelio.
Habrá personas que te dirán, no vale la pena, ya los demás lo intentaron y no hay fruto, hay otras maneras, y muchas otras cosas que hacer, también a David le paso esto, su mujer Mical, le llamo la atención por lo que había hecho, pero la respuesta de David, fue tajante, “fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia de tu padre, para constituirme en príncipe sobre el pueblo de Jehová, por tanto danzare delante de Jehová.
También a esta mujer judía intentaron desanimarla por lo que había hecho, diciéndola que era una pecadora, y hasta los mismos discípulos la decían que había malgastado el dinero en el perfume y que mejor se lo había podido dar a los pobres.
Siempre habrá, Sambalat y Tobías, mas si tú eres consciente para quien lo haces y a quien quieres agradar, ya sabes lo que tienes que hacer.
Todo lo que te viene a la mano para hacer, hazlo, según tus fuerzas. (Eclesiastes 9.10)
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