Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO, (1 Ped. 1.13-16)
Al leer estas declaraciones, no podemos dejar de agarrar algo del espíritu “agresivo” de Pedro. Parece decir que no es momento de relajarse, de estar pasivo, por el contrario creo que Pedro nos quiere decir; enderezaos, tomarlo en serio, no es momento de pasar página, y entonces viene el mandamiento divino: SED SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO
¿Pero qué significa ser santos?, la palabra santo significa “apartados” y el Señor nos dice que nos apartemos de ciertas situaciones que están haciendo daño a las Iglesias.
El Señor nos dice que nos “apartemos” de una oscuridad espiritual que se ha asentado hoy en el mundo. Una gran parte del pueblo del Señor ya ha sido engañada. Últimamente en muchos sitios cristianos, (radio, tv, Internet, prensa, pulpitos, etc.), se predica acerca de la crisis en las arcas de las iglesias, de la falta de dinero en muchos Ministerios, muchos de ellos ya han tenido que despedir a gente para recortar presupuestos. Otros se sirven de estos medios para hostigar de unas malas maneras y poco cristianas de que es “obligatorio” DAR, DAR Y DAR, sin mirar ni saber la situación de cada uno, llegando hasta el punto de que muchas familias abandonan las Iglesias.
Muchos ministros “Cristianos” que pueden considerarse verdaderamente sensatos y maduros porque son capaces de tomar decisiones importantes, de trabajar responsable y eficazmente, de organizar la vida de los demás, acaban cayendo, sin apenas darse cuenta, en esta tremenda insensatez: viven como si realmente el dinero fuera lo único importante y suponen loca y poco importante cualquier otra visión de la iglesia. Es como si las demás cosas de las iglesias, de las que se esperaba mucho en otros momentos (la amistad, el amor, la evangelización, los estudios bíblicos, las comidas de hermandad etc.) se fueran difuminando con el tiempo y sólo el dinero se presentara como un valor sólido e inquebrantable.
Judas Iscariote era uno de los doce discípulos. No había nada inusual acerca de Judas a excepción de su amor por el dinero. Él tenía a su cargo la bolsa del dinero, la caja que los discípulos tenían en común. El dinero significaba tanto para Judas que fue capaz de robar el dinero perteneciente a sus hermanos, a sus compañeros discípulos.
Judas no era un hombre que no tuviera conciencia. Su conducta futura nos muestra una conciencia y un remordimiento. Pero Judas amaba el dinero. El amor al dinero abrió una puerta por la que Satanás pudo entrar en él.
Otra cosa de las que tenemos que “apartarnos” es de tantos mensajes apocalípticos que están haciendo tanto daño a la Iglesia de Jesucristo, y que de alguna manera les sirven para que los incrédulos nos puedan echar en cara la falta de seriedad a la hora de hacer tales afirmaciones. Igualmente en los medios antes mencionados son muchos los que creen que estamos en los últimos días, por todos los acontecimientos que están ocurriendo, creen que todas las calamidades que están ocurriendo son el juicio de Dios por todos los pecados de nuestra nación. Jesús pasó a identificar los rasgos de la señal de los últimos días diciendo: “Los países pelearán unos contra otros, y habrá grandes terremotos en muchos lugares. En otras partes, la gente no tendrá nada para comer, y muchos sufrirán de enfermedades terribles. En el cielo aparecerán cosas muy extrañas, que los harán temblar de miedo”. (Lucas 21:10-11, traducción lenguaje actual)
Tenga presente también lo que el apóstol Pablo escribió: “Debes saber también que en los últimos días, antes de que llegue el fin del mundo, la gente enfrentará muchas dificultades. Habrá gente egoísta, interesada solamente en ganar más y más dinero. También habrá gente orgullosa, que se creerá más importante que los demás. No respetarán a Dios ni obedecerán a sus padres, sino que serán malagradecidos y ofenderán a todos. Serán crueles y violentos, no podrán dominar sus malos deseos, se llenarán de odio, dirán mentiras acerca de los demás, y odiarán todo lo que es bueno. No se podrá confiar en esos orgullosos, porque actuarán sin pensar. En vez de obedecer a Dios, sólo harán lo que les venga en gana. Dirán que aman y respetan a Dios, pero con su conducta demostrarán lo contrario. No te hagas amigo de esa clase de gente, (2 Timoteo3:1-5)
Lo que Jesús y Pablo mencionaron, guerras, terremotos, pestes, escasez de alimentos, desobediencia, egoísmo, no es nada nuevo, pues se ha visto desde el principio de la humanidad
¿Pero entonces estamos o no estamos aún en los últimos días que preceden al fin?
¿Hay más pruebas que señalen cuándo comenzarían?
Jesús les respondió: Sólo Dios decide cuándo llevar a cabo lo que piensa hacer, (Hechos 1:7)
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