José Antonio (nombre ficticio) es un anciano de 85 años que está
ingresado en el hospital con algunas dolencias crónicas. Aparte de las muchas
dolencias y enfermedad José Antonio conlleva otro grave problema la “soledad”. No es que nuestro buen amigo no tenga
familiares, o, no es que se haya acabado el cariño familiar o la compasión por
quienes sufren. Es que muchas personas no tienen a nadie, o bien, que sus
familiares y amigos ven limitado el tiempo en que pueden acompañarles, debido a
los cambios sociales.
La soledad es unos de los principales problemas que
enfrentan hoy en día las personas. Para muchas personas mayores la soledad no
es fruto de una decisión propia, sino una situación impuesta por la propia
vida. Hay una frase de una persona muy querida por mí que dice: “Vivo sola pero
no me siento sola” Asegura que mantener los vínculos con su familia le hace
estar acompañada y le es fundamental para no sentirse sola.
Jesús habla a sus apóstoles, que durante todo el tiempo que
ellos llevarían a cabo la gran comisión de predicar el evangelio a todas las
naciones no estarían solos, sino que Cristo estaría con ellos: “Yo estoy con
vosotros, todos los días hasta el fin del mundo”. Esa expresión de Jesús a sus
discípulos ante de partir a los cielos, no es otra cosa que la presencia de
Jesús, la obra de Jesús en nuestra vida, y su compromiso con nosotros, firme,
inquebrantable, de acompañarnos a través de cualquier situación por la cual
podamos pasar. Recuerda, el Señor no está ausente, está presente contigo,
porque Dios ha prometido estar con nosotros todos los días de tu vida. “…y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mateo
28.20)
De igual manera los cristianos aunque nos sintamos solos,
debemos saber que la Palabra de Dios nos asegura la presencia de Dios. No
temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te
esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y
te dice: No temas, yo te ayudo.” Isaías 41.10-13.
Dios nos promete que su presencia estará siempre con
nosotros. Él nos ayudará, nos guiará y protegerá aunque nuestro problema nos
muestre lo contrario. Por lo tanto, no te preocupes ni te afanes en este día.
“…no te desampararé, ni te dejaré.” (Hebreos 13.5). El Señor mismo estará al
frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te
desanimes.
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