A menudo nos solemos encontrar con personas, que ante determinadas situaciones, en lugar de darnos aliento, producen en nosotros desaliento. Esto fue lo que le sucedió a Jairo, principal de la sinagoga de Capernaum. Jesús testigo de esta situación, se apresuró a tranquilizar y alentar a este hombre. Mientras los conocidos de Jairo daban por muerta a la hija de Jairo, Jesús le dijo: «No tengas miedo, cree solamente». [1] Mediante un imperativo, Jesús instó a Jairo a seguir creyendo, a pesar de las palabras desalentadoras de sus conocidos. Pero, ¿por qué debemos confiar en Jesús?¿Cómo podemos estar seguros de que Él tiene en mente lo mejor para nosotros, o que está trabajando para nuestro bien?