Después de que Caín mató a Abel, Dios se acercó a él y le
hizo una pregunta: ¿Dónde está Abel tu hermano? Esta pregunta fue para darle la oportunidad de reflexionar y
arrepentirse. Sin embargo, Caín no lo hizo. Solo se puso a la defensiva, encubrió
su pecado, no mostró ni vergüenza ni dolor por su pecado por haber matado a su
propio hermano. Ante la falta de arrepentimiento, Dios pasó a explicarle el
castigo que recibiría. Este consistiría de dos partes: Por más que cultivara y
trabajara la tierra, no recibiría fruto. Caín era agricultor así que,
básicamente, estaba arruinado. Y vagaría por la tierra como un fugitivo
errante. No tendría ningún lugar al que llamar "hogar" donde ir a
descansar y renovar fuerzas. Esas fueron las consecuencias de encubrir el
pecado.