Cuando nos convertimos por primera vez, estamos muy
emocionados con Jesús. Después de algunos años, o quizás décadas, podemos
perder algo de entusiasmo y convertirnos en personas críticas. Podemos empezar
a menospreciar a aquellos que son padres de una manera diferente a nosotros, o
que usan ropa diferente para ir a la iglesia, o que gastan su dinero en formas
que nosotros no haríamos. Es muy fácil criticar a los demás, incluso cuando las
cosas que criticamos no son cuestiones bíblicas sino culturales.
Si leemos el capítulo 14 del Evangelio de San Mateo, vemos
como Jesús hizo cosas increíbles. Alimentó a más de 5000 personas con una
pequeña cantidad de comida. Caminó sobre el agua. Calmó una tormenta. Sanó a
todos los que acudieron a él. Los discípulos lo adoraron y la gente de
Genesaret acudió en masa a él.
Pero esa no fue la actitud de todos los allí presentes. Los
fariseos, los líderes religiosos de la época, vinieron a Jesús en Mateo 15, se
acercaron a este hombre que había hecho tantas cosas increíbles y demostrando que era alguien especial, y ¿Qué pregunta “importantísima”
le hacen? Preguntan por qué sus discípulos no se lavan las manos de la manera
tradicional y ceremonial correcta.
En vez de fijarse y regocijarse en los milagros que había
realizado Jesús, encuentran algo para criticar. Y como se señala en la
conversación que siguió a esto, su preocupación ni siquiera era bíblica, sino
una tradición de los ancianos.
¿No es divertido y triste a la vez? Que en vez de alabar y
glorificar a Dios por los milagros de Jesús, solo encuentra y se fijan en algo con
lo que no están contentos. Quieren ser los policías morales pero extrañan al Rey
de Reyes que caminó entre ellos.
Creo que los cristianos a veces podemos cometer el error de
los fariseos. Sería una verdadera lástima que los nuevos creyentes, o incluso
los que todavía no lo son, solo vieran esta actitud de crítica de los
cristianos. Me temo que a veces la iglesia da esa impresión. Nos apresuramos a
señalar problemas con el estilo de vida de los demás en vez de honrar a Dios.
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