He observado como una iglesia de la ciudad de Madrid se ha
propuesto abrir una nueva iglesia en cada una de las cincuenta provincias de
España y pueblos de la Comunidad de Madrid. Para ello ha enviado a
personas a abrir nuevas congregaciones a cada una de estas ciudades. Esto me
llevo a estar reflexionando durante las últimas semanas de la tentación entre
los pastores de usar las ovejas en lugar de cuidar de las ovejas. Hay iglesias que
parecen estar logrando cosas notables, o al menos tienen la intención de lograr
cosas notables. Muchos de ellos se han fijado metas grandes y audaces como esta
iglesia a la cual me refiero.
Han decidido que quieren plantar una iglesia en cada
provincia y en Madrid en varios pueblos de la comunidad. Y yo me pregunto: ¿Es
malo? No, pienso que puede incluso ser admirable, sabemos que el tiempo es
corto y la misión es urgente, por lo que hay buenas razones para predicar el
evangelio.
Pero a veces me pregunto: ¿Es realmente la iglesia la que es
ambiciosa o es el pastor? Algunas personas tienen una ambición tremenda y para
lograr tal ambición necesitan recursos. El recurso más a disposición del pastor
son las personas, las personas que asisten a sus iglesias. Y entonces veo esta
tentación de un pastor de usar a las personas como el recurso o la materia
prima a través de la cual puede lograr sus propias ambiciones.
Las ambiciones del pastor pueden ser muy buenas y muy
nobles. Estas ambiciones pueden movilizar a las personas para que formen parte
de sus propósitos y se unan a la misión del pastor. Pero me sorprende que el
corazón del llamado del pastor, al menos como lo describe Pablo, no es
movilizar o desplegar personas, sino cuidarlas. Hay muchos hermanos que en
manos de pastores ambiciosos y motivados, pueden llegar a ser vistas como
bestias de carga. Cada persona que se agrega a una iglesia es otra oveja
preciosa de la que cuidar, no otro recurso que debe utilizarse.
Pablo, en el libro de Hechos 20.28, se despide de los
ancianos de la iglesia de Éfeso, iglesia a la cual ama, y hace una verdadera
descripción del corazón del ministerio pastoral. “Por lo tanto, estén atentos y
cuiden de toda la congregación, en la cual el Espíritu Santo los ha puesto como
pastores para que cuiden de la iglesia de Dios, que él compró con su propia
sangre”
Pablo nos habla aquí sobre el llamado del pastor y, al
hacerlo, recurre a la metáfora de las ovejas y los pastores. El pastor es un
superintendente o pastor que cuida de un rebaño. En el corazón del ministerio
está esto: el pastor está llamado a cuidar de las ovejas. Pero es importante
que el pastor recuerde, no solo una vez, sino una y otra vez, que las ovejas no
son suyas. Él es simplemente un pastor que trabaja en nombre del Pastor
Principal. Este rebaño, estas ovejas, no pertenecen al pastor. No existen para
el pastor. Pertenecen a Dios y existen para Dios. El pastor debe atenderlos,
cuidarlos, en nombre de Dios. Independientemente de cómo se relacione un pastor
con sus ovejas, y de cualquier otra cosa que haga por las ovejas, primero debe
cuidarlas.
Conociendo el corazón humano podemos deducir que es posible que un pastor se engañe a sí mismo pensando que está cuidando a las ovejas desplegándolas abriendo nuevas congregaciones. Y sé muy bien que algunas ovejas están perfectamente bien cuidadas y ansiosas por ponerse a trabajar para lograr un gran objetivo. Pero aun así, creo que a todo pastor le corresponde preguntar: ¿Es posible que estas grandes metas sean en realidad solo un medio a través del cual me siento validado? ¿Estoy realmente cuidando de las ovejas de Dios o las estoy usando como un recurso en una especie de búsqueda de la realización personal? ¿Realmente estoy haciendo lo que es correcto a los ojos de Dios o estoy haciendo lo que me hace lucir bien a los ojos de mis compañeros? Dios llama a cada pastor a cuidar de las ovejas de Dios.
No es malo tener metas
ambiciosas, pero estas deben llegar
después de que las ovejas hayan sido debidamente cuidadas y enseñadas no antes.
Si la pasión de la iglesia es poner a trabajar a las ovejas antes de cuidar de
ellas, algo se está haciendo mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario