Debido a la reciente pandemia del covi-19, iglesias y
comunidades cristianas han sido forzadas a implementar medidas de aislamiento
social y nuevas prácticas de adoración. Desde el momento en que la emergencia
sanitaria llevó a la Iglesia a suspender los cultos presenciales, muchas
iglesia utilizaron diferentes plataformas de internet para retrasmitir las
diferentes actividades programadas. Los templos se quedaron sin gente,
temporalmente, pero las redes sociales nos dieron la oportunidad de mantenernos
unidos y en oración, acercado el Evangelio a sus fieles.
Pero leyendo acerca de esto me surgió una pregunta ¿Esta la
iglesia viralizada o migrando a cultos virtuales? Personalmente creo que no,
pero…. debemos tener mucho cuidado pues muchos “pastores” han aprovechado la
oportunidad para fabricarse y poner de moda las iglesias virtuales.
El pastor de Reading, Pensilvania, D.J. Soto, vio el futuro y el alcance de la realidad virtual y creó la primera iglesia virtual vrchurch.org con unos lentes Rift y el programa AltSpaceVR. Como buen visionario y autoproclamado apóstol del siglo XXI, dejó sus labores en una mega iglesia de Reading, vendió sus propiedades, estudió programación y creó este nuevo templo virtual para llevar el mensaje y el amor de Dios a la mayor cantidad de personas que pudiera. Muchos han sido los que han criticado esta forma de congregarse, pero esto no lo detiene y sigue esperando que se llegue a un consenso sobre su VR Church, y que en un futuro cercano se apruebe esta nueva opción para profesar el cristianismo, Soto seguirá su camino como apóstol contemporáneo e irá por todo el mundo virtual, predicando la palabra del Señor.
¿Podemos decir que VR Church y otras muchos más, son
iglesias? Para poder responder a esta pregunta es necesario entender con claridad
qué es la Iglesia y algunas características primordiales sobre la naturaleza de
la Iglesia, porque si no entendemos qué es una iglesia, será difícil determinar
con claridad si es posible tener “iglesias virtuales”.
Mucha gente en la actualidad entiende la iglesia como un
edificio. Esta no es la definición bíblica de la iglesia. La palabra “iglesia”
viene de la palabra griega “Ekklesia” que significa “una asamblea” o “una
convocatoria”. La raíz del significado de la palabra “iglesia” no es de un
edificio, sino de personas.
Las cartas de Pablo a las iglesias eran dirigidas a grupos
de personas que estaban unidas en Cristo para la propagación del evangelio en
sus respectivas sociedades. La iglesia es entonces un cuerpo vivo, tangible,
real, cuidado y velado por los pastores y ancianos, creciendo y ayudándose
entre sí. Ver predicaciones en YouTube, o conectarte a ver las predicaciones
los domingos cuando pudieras ir a congregarte no quiere decir que estás
obedeciendo a Dios en tu asistencia a una iglesia local (Hebreos 11.25).
Otra de las desventajas para las iglesias virtuales es que,
a pesar de estar envueltos en algunos elementos propios de la vida de la
iglesia, el aspecto comunitario es limitado. La iglesia física está allí para
servir a los demás, para dar y recibir, para ser desafiada y para desafiar, y
esto es muy difícil de hacer en forma "virtual".
Me parece más correcto decir que las iglesias virtuales
puedan parecer comunidades como un puente o un escalón, una introducción al
cristianismo, que ha de finalizar en una "verdadera" fraternidad, en
un lugar de culto local. Creo que muy poca gente puede afirmar que las iglesias
virtuales puedan llegar a ser un sustituto de la "iglesia verdadera",
porque los foros de discusión, los estudios bíblicos, los sermones, las
reflexiones, los relatos, los testimonios y las ideas, el compartir la fe con
otros alrededor del mundo... podrán hacerse on-line, pero, ¿podrán los creyentes y aquellos que
buscan tener una experiencia significativa y verdadera de la iglesia, hacerla a
través de una realidad virtual?
Por lo tanto, dado este entendimiento de lo que constituye una
Iglesia, ¿se puede hablar de iglesias virtuales? Entiendo que, en tiempos
especiales, (Covid-19) surjan cultos on-line hasta que podamos volver a la
normalidad, que no es otra cosa que congregarnos juntos físicamente, pero de
eso ha fabricar iglesias virtuales, por hay no paso.
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